Blaze, un perro de 16 meses de raza pastor ganadero australiano, fue enviado a un refugio de animales para que estuviera en cuarentena después de haber mordido a un niño en Carolina del Norte, EE.UU.
Los dueños del perro se vieron obligados a dejarlo en el refugio porque no tenía las vacunas pertinentes en rigor. Al ir a visitarlo, los empleados no lo encontraban y se dieron cuenta que había sido sacrificado por error.
Casey Smith, asistente del jefe del condado de Davidson, donde tuvo lugar el incidente, dijo que no pueden hacerse cargo de todos los animales que llegan al refugio y por ello algunos son sacrificados.
En referencia al lamentable error, dijo a los dueños de Blaze que les iban a dar sus cenizas y les ofreció una compensación de casi 300€ y otro perro, algo que se tomaron como un insulto.