Un investigador japonés ha grabado un insólito descubrimiento animal. En las imágenes se puede ver cómo un escarabajo de agua logra sobrevivir después de haber sido comido por una rana, atravesando su aparato digestivo
El investigador ha grabado el vídeo donde se puede ver a la presa, un pequeño escarabajo de agua y a la rana, que le da caza y se lo traga sin masticarlo. Pero dos horas después, el insecto empieza a reaparecer por el esfínter cloacal del anfibio y poco a poco logra escapar.
Este experto asegura que el animal consiguió salir vivo abriéndose paso con las patas y gracias a su resistente exoesqueleto que le protegió de los jugos gástricos de la rana. Es la primera vez que se documenta una huida activa como ésta de una presa tras ser ingerida.
La investigación 'Biomagnifcation and body distribution of ivermectin in dung beetles' de la Universidad de Alicante (UA) ha confirmado que la ivermectina, el antiparasitario más usado en ganadería, se bioacumula en los tejidos de los insectos. Esta bioacumulación tiene efectos más negativos de lo que se pensaba hasta la fecha ya que, según la investigación que se ha publicado en Scientific Reports, la molécula se bioacumula rápidamente en los insectos, especialmente en el cuerpo graso aumentando su toxicidad, y pasando a la cadena trófica.
La investigación ha sido realizada por un grupo de investigación multidisciplinar liderado por José R. Verdú, catedrático de Zoología del Centro Iberoamericano de la Biodiversidad (CIBIO) de la UA.
La ivermectina, considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un medicamento esencial, es un antiparasitario muy eficaz, que comenzó a utilizarse de manera preventiva en el ganado. Desde su descubrimiento en 1981, su uso ha experimentado un crecimiento exponencial, hasta convertirse en un tratamiento estándar contra los parásitos, incluso en humanos. Los científicos ya habían demostrado en estudios anteriores la alta toxicidad de la ivermectina.
"Esta molécula es seis veces más tóxica que la moxidectina para los insectos responsables del reciclaje de la materia orgánica, los escarabajos peloteros, y esta toxicidad, que afecta a su capacidad locomotora y sensorial, entra en la cadena trófica", explica Jorge Lobo, investigador del MNCN.
En el trabajo han comprobado como la ivermectina se transfiere rápidamente del intestino a la hemolinfa, líquido interno de circulación de los invertebrados, generando un factor de biomagnificación tres veces mayor en la hemolinfa que en el intestino después de un período de absorción de 12 días. Estos niveles altamente tóxicos se trasladan a otros animales como los abejarucos, los milanos negros, las chovas, las ginetas, los meloncillos o los zorros, que se alimentan de estos insectos.