Todos sentimos celos en algún momento de nuestra vida y no solo en el contexto de una relación romántica. Por ejemplo, cuando tenemos un hermano o cuando somos adolescentes y nuestro best friend forever hace nuevos amigos. En otras palabras, los celos son naturales, siempre y cuando no sean exacerbados y los gestionemos de una manera sana, es decir, sin responsabilizar a otro de lo que nosotros sentimos.
En ocasiones, sobre todo cuando has vivido una relación tóxica, el límite que separa los celos de la preocupación racional se difumina completamente. Esto es lo que le sucede a Maite, una chica de 24 años convencida de que su pareja le es infiel. Hoy, de la mano de su testimonio, conoceremos varias pautas sobre cómo actuar en estos casos.
"Aunque ahora soy celosa, no siempre he sido así. Empecé a volverme insegura con mi antiguo novio. Tras ir al psicólogo he logrado entender que lo que sufrí fue maltrato psicológico, y una de las secuelas son los celos.
No quiero centrarme mucho en esa relación, pero me fue infiel durante meses y cada vez que yo le preguntaba, me lo negaba. Me convenció de que estaba loca, que todo eran imaginaciones mías, y que nadie soportaría mi forma de ser posesiva. Lo irónico es que era él el que me controlaba a mí. Se enfadaba cuando salía de fiesta y revisaba todos los me gustas que me daban a mis fotos, y si había algún chico me montaba un pollo.
Cuando lo dejé, empecé a ir a terapia y ahora, dos años después, estoy saliendo con un chico. Al principio todo iba bien, pero desde hace un mes le noto distante y raro. Siempre está pegado a su móvil y cuando va al baño se lo lleva y tarda mucho, y además está en línea. También le he pillado alguna mentira sin importancia. Voy sumando todas estas cosas y me rayo.
Jamás le he mirado el móvil y no quiero pagar mis inseguridades con él, así que me callo todo esto y se me hace una bola. Estoy pendiente de todo lo que hace y doy mil vueltas a cada cosa que no me cuadra. Es una tortura y no sé qué hacer".
Sólo hay una manera de saber si nuestra pareja nos esta siendo infiel, y aunque parezca obvia muchas veces la pasamos por alto. Se trata de la comunicación, es decir, preguntarle de manera concisa, asertiva y calmada si todo va bien o si hay algo de lo que preocuparse.
Algunas de las razones por las que no sacamos este tema son:
Es normal que nos asuste esta conversación. No sabemos cómo va a reaccionar la otra persona, no sabemos si vamos a acabar discutiendo y tampoco sabemos si se va a sentir atacada porque pensemos que nos es infiel. La gran pregunta es qué tiene más peso, ¿el miedo a sacar este tema o la inseguridad constante al pensar que te está poniendo los cuernos?
Si no sacas el tema porque no sabes cómo estructurar la conversación, un truco es escribir tus sentimientos y todo lo que piensas en un papel. Haz una especie de guion para que no se te olvide nada, y para que tu pareja entienda cómo te sientes y por qué. Cuando lo escribas, imagínate que se lo estás contando a tu mejor amigo. Desahógate sin miedo.
Finalmente, cabe la posibilidad de que en otras relaciones ya intentases comunicarte y te mintiesen en las narices. Hay una técnica de maltrato psicológico denominada gaslighting o luz de gasgaslighting que consiste en hacer creer a tu pareja que está “loca” y que su percepción o su memoria están alteradas, cuando no es así.
Algunas personas infieles utilizan el gaslighting para convencer a su pareja de que es celosa, posesiva, controladora y tóxica. Si esto te ha sucedido, valora pedir ayuda profesional porque las secuelas del maltrato son muy dolorosas. En segundo lugar, no dejes que una mala experiencia arruine la comunicación de tus relaciones presentes o futuras.
Hay muchas otras formas de averiguar si tu pareja te es infiel: espiarle, preguntar a sus amigos, cotillear sus redes sociales, espiarle el móvil. Todas son poco éticas (algunas incluso ilegales) y además no resuelven el problema. Encuentres lo que encuentres, seguirás desconfiando. La gran pregunta no es si tu pareja es infiel, sino si te compensa seguir en una relación donde la confianza brilla por su ausencia.