Guía para responder a las preguntas incómodas más habituales que se hacen en las cenas de Navidad
Marina Pinilla
Fotograma de la serie 'Modern Family'ABC
¿Qué comentarios hay que evitar en cualquier cena? Insultar la ideología, presionar a jóvenes desempleados y opinar sobre el peso
Tendemos a quedarnos en shock o a responder de forma amable, y después se nos ocurren respuestas ocurrentes para parar en seco a ese familiar insoportable
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Llega la Navidad y con ella las cenas y su mezcla de ideologías, opiniones y formas de vivir la vida. Está tu madre que, aunque le ha costado mucho, ha aprendido a morderse la lengua cuando dices o haces algo que no le gusta, tu abuelo, que comienza las frases con un “en mi época…”, tu hermano, que con una mirada te entiende y sale al rescate, y ese tío tan pesado que siempre saca lo peor de ti. En definitiva, una estampa muy diferente a la de las películas de Netflix o el anuncio de la lotería.
En ese clima de diversidad ideológica, es inevitable que surjan comentarios o preguntas muy desafortunadas.
Comentarios que hay que evitar en las cenas navideñas
Insultar la ideología política de alguien. Para muchas personas hablar de política es algo incómodo. En realidad, no pasa nada por compartir nuestra ideología, sobre todo si es con personas cercanas. El problema llega cuando se insulta, humilla o critica a alguien por sus creencias políticas. ¿Significa eso que debamos tolerar cualquier comentario porque “hay que respetar la ideología de los demás”? No, y es que cuando se pretende coartar los derechos humanos de otro grupo de personas, no hay justificación ni debate que valga.
Cuestionar la carrera, profesión o vocación. Todos los universitarios y jóvenes se exponen a ciertos comentarios sobre lo que estudian o a lo que se dedican, siendo las frases más típicas: "Para qué estudiaste eso si no tiene salidas" y "Tú lo que tienes que hacer es meterte a una oposición".
Presionar a opositores. Ya que hablamos de opositores, es importante señalar la presión a la que se ven sometidos en estas fechas, sobre todo cuando el examen es o bien complicado, o bien tiene muchos aspirantes por plaza. Algunos ejemplos de comentarios dañinos son: "¿Pero cuántos años llevas ya?", "¿Tan difícil es?", "¿Y si haces otra cosa?", "Es que el hijo de mi compañero estudió la oposición y aprobó a la primera" y "Pues tu prima trabaja de eso y sin oposición".
Someter a presión a desempleados o jóvenes que viven con sus padres. Los jóvenes no están en paro por gusto (de hecho, España lidera el ranking de paro juvenil de la Unión Europea). La situación es muy precaria a nivel laboral para la generación zeta y millennial, y eso no se soluciona preguntando cosas obvias como cuando conseguirá trabajo (cuando pueda), si está echando currículums (evidentemente sí) o por qué no se independiza (porque no se lo puede permitir).
Invadir la intimidad y la vida en pareja. Otra amplia categoría de comentarios incómodos son aquellos relacionados con la intimidad y la vida en pareja. Si alguien está soltero no necesita que le agobies o le hagas sentir raro. No tiene que “sentar la cabeza” y tampoco está incompleto por no tener pareja. Eso sí, si tienes novio o novia las preguntas no acaban, porque te preguntarán cuándo os iréis a vivir juntos. Si ya vivís juntos te preguntarán cuándo os casaréis. Si ya estáis casados, te preguntarán cuándo tendréis hijos. Y si ya tenéis hijos, te preguntarán cuándo tendréis la parejita. ¡Stop, por favor!
Opinar sobre el peso. Aunque en tu cabeza suene espectacular piropear a tu cuñada porque ha adelgazado, no lo hagas. Frénate, no sabes las situaciones que le han llevado a perder peso. Puede ser por ansiedad, por una enfermedad, por problemas familiares, por un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA). Y, por supuesto, está muy fuera de lugar señalar que alguien ha engordado, incluso cuando esa persona no está presente y los comentarios son “de broma”. Al final lo único que logramos haciendo alusión al peso es perpetuar la cultura de la gordofobia.
Comentar lo que comen o dejan de comer los demás. Aunque no son comentarios relacionados con el peso, sí que guardan mucha relación, y es que frases como "¡Cómo te estás poniendo!", "Esto es comida de gordos" o "Pero come más, mujer, que te vas a quedar en los huesos" son innecesarios y pueden promover culpabilidad, vergüenza y falta de autoestima.
Cómo reaccionar ante estos comentarios
Este tipo de comentarios no deberían producirse, pero desgraciadamente sí que se dan en muchas familias, grupos de amigos o cenas de empresa.
Cuando nos los sueltan es normal quedarnos en shock, sentir vergüenza o responder de forma excesivamente cordial. Después, cuando estamos en casa, nos paramos a analizar lo que deberíamos haber dicho y nos enfadamos con nosotros mismos por no haber frenado a esa persona. No te machaques, vivimos en una sociedad que a menudo premia a los maleducados y castiga a quienes responden con asertividad ante las faltas de respeto.
Para frenar ese bucle, hay ciertas recomendaciones que puedes implementar esta Navidad:
Pon cara de póker y no digas nada. Cuando te hagan un comentario maleducado mira fijamente a esa persona con cara seria durante unos segundos. No respondas, demuestra que el comentario ha estado fuera de lugar con tu actitud y haz que se sienta incómoda.
Di claramente lo que piensas. Con calma y claridad, di que ese comentario está fuera de lugar y que no vas a responder porque te parece una falta de educación.
Cambia de tema. Si las dos técnicas anteriores te parecen muy directas, puedes simplemente ignorar a esa persona y desviar la conversación. Si insiste, insiste tú también. Hay muchos temas de los que hablar y no tienes que de ceder para complacer a nadie.
Jamás te rías por incomodidad. Muchas veces el comentario nos pilla tan de sopetón que nos reímos o respondemos alegremente para quitar importancia al asunto. Los comentarios dañinos no son un chiste, y tomándonoslos con humor damos a la otra persona libertad para seguir.
Reacciona con ironía. Una cosa es sonreír y reírle la gracia a alguien maleducado y otra diferente es responder con ironía o con sarcasmo. Eso sí, no te puedo asegurar que la otra persona pille lo que estás diciendo.
Busca un aliado. Antes de la cena habla con un familiar con el que tengas buena relación o con tu pareja. Pídele que te rescate si surgen ciertos temas de conversación. Explícale bien cuáles para que sepa identificarlos.
No respondas a las provocaciones. Si sigues estos consejos y reaccionas de forma asertiva, es posible que la otra persona te llame “exagerado” o te diga que no es para tanto. 'Keep calm', no entres al trapo y dile que no vas a seguir con la conversación pero que, si quiere, podréis hablar cuando se tranquilice.