Raquel, Anna y Sergio lo pasan fatal en Reyes: "Ver a la gente presumir de sus regalos me afecta, en mi casa no hay dinero"
El consumismo de Navidad marca más las diferencias entre los hogares: miles de familias no pueden comprar regalos
Las redes sociales alimentan más la envidia que es una emoción muy común en el Día de Reyes
Hablamos con varios chicos para saber cómo gestionan sus emociones en un día en el que no tendrán tantos regalos
Cuando éramos niños, pensábamos que había dos tipos de familias, las que daban los regalos el día de Navidad y las que guardaban fidelidad a los Reyes Magos. A medida que crecimos, nos dimos cuenta de que esta dicotomía escondía una realidad invisibilizada en nuestro país: la de todos aquellos hogares en los que no había dinero para un regalo.
En España una de cada cinco personas vive en una situación de pobreza, tal y como indica la Encuesta de Condiciones de Vida del Instituto Nacional de Estadística. Pero la imagen de una persona en situación de riesgo es muy diferente a la que muchas personas tienen en mente. No hace falta vivir en la calle o estar en paro para tocar con las manos la precariedad económica y social. Incluso los trabajadores se enfrentan a esta situación, ya que el 12,7% de las personas con empleo son pobres, según los datos de Eurostat.
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En Navidad, un momento del año marcado por el consumismo, estas condiciones económicas se hacen todavía más palpables. Miles de familias no pueden comprar un regalo, y al abrir Instagram la mañana del 6 de enero se encuentran con una realidad muy amarga: stories de gente desenvolviendo una cantidad ingente de paquetes, cuando bajo su árbol no hay nada.
Envidia: ¿Una emoción natural o la debemos evitar?
Constantemente nos repiten que no debemos compararnos con los demás, pero a veces es inevitable hacerlo. Y si salimos perdiendo en esta regla de tres social, surge la envidia, una emoción tan habitual como impopular.
Si de por sí sentir envidia es algo condenado socialmente, admitirlo en voz alta todavía está peor visto. Pero para todos la envidia forma parte de nuestra vida. Cuando un compañero de clase saca un sobresaliente sin estudiar, cuando todos parecen ligar más que nosotros, cuando conocemos a una persona que sin intentarlo atrae la atención de todos en una fiesta… A diario nos exponemos a situaciones en las que compararnos es automático, y la envidia no solo es natural, sino que cumple una función importante. Actúa como motor de cambio.
Sentir envidia nos impulsa a averiguar qué es lo que tienen otros que nosotros no, y cómo podemos conseguirlo. El problema aparece cuando la envidia se vuelve la emoción dominante en nuestra vida, o cuando infravaloramos todo lo que tenemos considerando que la vida de los demás es mejor a la nuestra.
Sentir envidia en Reyes es algo muy común
Como acabamos de ver, la envidia es tan normal como saludable en su justa medida, y si de por sí es habitual que aparezca en nuestro repertorio de emociones, el día de Reyes todavía más.
Raquel, una joven asturiana de 26 años, confiesa pasarlo fatal el 5 de enero. “En mi casa somos muy humildes, y es algo que a lo mejor pasa desapercibido el resto del año, pero que en Navidad se nota”, comparte con Yasss. “En otras casas hay embutido o marisco, pero nosotros hacemos entremeses con pan bimbo y jamón york. Y lo digo sin avergonzarme lo más mínimo”.
A medida que Raquel ha crecido, le ha resultado más fácil entender la situación de su familia. “Cuando era pequeña pues me daba rabia, sobre todo al volver de vacaciones. Los niños de por sí presumían de los regalos porque son niños y es normal, y los profesores fomentaban esto preguntándonos uno a uno que qué nos habían traído los Reyes. Cuando llegaban a mí me saltaban porque sabían que en mi casa no había nada”, recuerda. Ahora, esa sensación tan agridulce vuelve cada 6 de enero. “Miro el móvil y en los grupos de WhatsApp o en Instagram pasan fotos de un montón de regalos. Me vuelvo a sentir como esa niña de 10 años que agachaba la cabeza en el colegio”.
“La gente pierde la empatía el día de Reyes”
En el caso de Sergio, estudiante de Medicina de 21 años, ver a la gente presumir de sus regalos le resulta muy difícil de digerir. “Nunca he entendido esa manía de presumir de todo lo que te han regalado”, admite el joven gaditano, “es superior a mis fuerzas”.
“Antes por lo menos era algo que solo tenías que aguantar cara a cara, pero ahora con las redes sociales sabes qué le han regalado hasta a personas que ni conoces, y yo creo que es algo muy dañino”, reflexiona. “Tengo un amigo que en Reyes coge las cajas de todos los regalos, incluidos los de sus padres, y sube una foto como si todo fuese para él. Luego otra chica de la universidad que se graba en Instagram desenvolviendo uno a uno todos los regalos. ¿Tú crees que piensan en la gente que les está viendo que no tiene un duro? Ni de broma, porque la gente pierde la empatía el día de Reyes”.
Los Reyes Magos en la era COVID: “Los regalos me dan igual”
Anna tiene 24 años y trabaja en Londres, así que estas Navidades las ha pasado lejos de su familia. “Mis padres querían mandarme un paquete con regalos, pero les he dicho que no, que cuando pueda verles ya me darán lo que sea”, confiesa. “Mi padre es autónomo y ha estado muy mal este año, lo que se traduce en pagar la cuota y no tener ingresos. Mi madre está en paro desde hace 2 años. Obviamente los regalos me dan igual, lo que yo quiero es que ellos estén bien”.
“Tenemos que ser un poquito mejores personas con quienes están a nuestro alrededor. Para empezar, dejar de presumir de lo que nos han traído los Reyes por Instagram y si por mi fuera por WhatsApp también. Igual mandas una foto a tu grupo de amigos de toda la vida y todos te responden que qué guay, pero si alguien está pensando por dentro que vaya mierda sus regalos, ya le has hecho daño. Esto se puede evitar”, relata. “Encima este año con el coronavirus muchas familias lo han pasado fatal. Hay que ponerse en su piel”.
Tal y como relata Anna, todos somos libres de compartir o no nuestra vida en redes sociales, incluidos los regalos que recibimos en Reyes Magos. Sin embargo, nunca está de más pensar en los que están al otro lado de la pantalla.
Cómo gestionar la envidia en Reyes
Si no puedes evitar sentirte mal la noche del 5 de enero, hay algunas recomendaciones que te harán más llevaderos estos días.
- Desconecta de redes sociales. Instagram es un escaparate en el que mostramos sólo lo que queremos. En otras palabras, la línea que separa lo real de la ficción es muy difusa. Si aun así ver la vida filtrada de los demás te afecta, lo mejor que puedes hacer es apagar el móvil durante un par de días.
- Propón un día de Reyes diferente. Podéis daros regalos hechos a mano, reciclar cosas antiguas que tenéis por casa, o incluso hacer un amigo invisible para gastar menos dinero en estas fechas.
- Habla previamente con tus amigos. Si lo pasas fatal cuando tus amigos comparten sus regalos el día de Reyes, explícales cómo te sientes. Lo más probable es que nunca hayan caído en que lo pasas mal, y empatizarán con tu situación.
En el lado opuesto, si eres de los que comparte cada paquete que hay bajo el árbol, intenta reflexionar durante un minuto en las personas que no tienen las mismas oportunidades que tú. Una simple foto puede acarrear mucho dolor, y en nuestra mano está evitarlo.