"Mi ex me violó": Cómo identificar la violencia sexual en la pareja

Cuando pensamos en la violencia sexual, nos imaginamos a los agresores como completos desconocidos de la víctima. También tendemos a imaginarnos la agresión en un lugar recóndito y peligroso, por ejemplo, una calle oscura y poco transitada a la madrugada. Lo cierto es que no es así. La violencia sexual también tiene lugar a plena luz del día, en el propio hogar y por parte de personas de confianza.

La historia de Beatriz: “Me dijo que era una exagerada y que le iba a acabar haciendo sentir culpable”

Beatriz tenía 21 años cuando su expareja, que tenía siete años más que ella, la agredió sexualmente. Él le echó en cara que ella no tenía apetito sexual desde hacía semanas, y pese a la negativa de ella y su evidente falta de consentimiento, él siguió. “Dije que no quería hasta que me resigné”, comparte la joven. “Después no dije más que no, pero creo que se notaba que no quería. No me movía, no estaba bien”.

“Cuando acabó todo yo me puse a llorar y tuve un ataque de ansiedad”, recuerda, “y al principio se acercó y me preguntó si estaba bien en plan cariñoso, pero cuando vio que yo no me tranquilizaba se puso a decirme que era una exagerada, que por qué me ponía así y lo más fuerte de todo, que le iba a acabar haciendo sentir culpable”. Después de aquello, Beatriz y su pareja estuvieron juntos unos meses más, no recuerda exactamente cuántos, pero la relación era completamente fría. “Es que yo no estaba enamorada, no podía estarlo, y él me lo echaba mucho en cara. Intentaba que le besara, que hiciéramos cosas, pero empecé a poner excusas y evitar quedar”.

“A estas alturas no necesito justificarme, responder preguntas morbosas ni dar explicaciones innecesarias, porque me haría daño”

Finalmente, ambos decidieron dejarlo, “pero de buenas, en plan como amigos. Y eso es lo peor de todo. Que estuve como dos años o así siendo amiga de él después del daño que me había hecho”. Fue entonces cuando procesó todo lo que había ocurrido tras leer un testimonio similar en Twitter. “Al principio dudaba, pero dentro de mí sabía lo que había pasado. De todos modos, no lo dije en voz alta hasta el año pasado, que fui a una psicóloga porque arrastraba mucha ansiedad durante estos años. Un día le conté esto y me dijo que a mí me habían violado. Claro, yo ahí me derrumbé”, relata.

Al preguntarle quiénes saben lo ocurrido, Beatriz nos cuenta que solo su psicóloga, sus amigas más íntimas, su hermana y su actual pareja. “Cuando mi ex y yo lo dejamos tuve que aguantar que mis padres me dijeran que por qué lo dejábamos si era maravilloso. Yo les respondí un día algo como que no se fiasen de las apariencias, y me dijeron que no podía ser. Eso hace que te de miedo contar lo que pasó porque hay mucha gente que no te va a creer. Si lo cuento a alguien sé que no me juzgará lo más mínimo. A estas alturas no necesito justificarme, responder preguntas morbosas ni dar explicaciones innecesarias, porque me haría daño”. Lo único que Beatriz necesita, tal y como ella nos explica, es “seguir adelante y utilizar mi experiencia para que no les pase a más chicas. Igual que o un día leí aquel testimonio y me ayudó a poner nombre a mi violación, me gustaría que esto ayude a prevenir la de otras mujeres”.

Violencia sexual en pareja: qué es y cómo identificarla

La violencia sexual en pareja abarca cualquier forma de acoso, abuso o agresión sexual, así como las señales de alarmas previas a que tengan lugar este tipo de delitos.

Es importante dejar claro que no tiene por qué existir violencia física o psicológica para que se de violencia sexual. En otras palabras, tu pareja puede ser “maravillosa”, tratarte como una reina y no haberte puesto la mano encima ni haberte faltado al respeto con sus palabras jamás, pero aun así violentarte sexualmente. Señalar esto es fundamental para que no se justifiquen conductas delictivas solo porque son un hecho aislado.

Tendemos además a normalizar la violencia sexual en este ámbito porque pensamos que es obligatorio complacer nuestra pareja. Creemos que si en una relación la otra persona quiere sexo, tu deber como pareja es ceder. Esto es falso.

Tu deseo sexual fluctúa y habrá ocasiones en las que no coincida con el de tu pareja. Cuando eso ocurre, no pasa nada por no tener sexo. No quieres menos a tu pareja por ello. El error es ceder dando lugar a una situación de violencia sexual invisible (cuando la otra persona no sabe que no quieres) o explícita (cuando la otra persona sí sabe que no quieres).

Señales de alarma de la violencia sexual en pareja

Identificar los indicios de la violencia sexual en pareja puede ser difícil, pero algunas señales de alarma son:

  1. Dices que no explícitamente, y tu pareja sigue insistiendo para tener sexo.
  2. No dices que no, pero tu comunicación corporal es clara: no te mueves, no dices nada, tienes la mirada perdida, tu cara es inexpresiva o de desagrado, tienes gran rigidez muscular, hay ausencia de lubricación, sientes dolor o se te escapan las lágrimas. Aun así, tu pareja sigue insistiendo.
  3. Te hace sentir culpable por no tener apetito sexual y te dice que eso significa que no le quieres o que eres mala pareja.
  4. Tiene contacto sexual contigo cuando has bebido mucho o has consumido drogas y, por lo tanto, no tienes capacidad para consentir de una forma clara y consciente.
  5. Tiene contacto sexual contigo cuando estás dormida sin que esto forme parte de una fantasía previamente consensuada entre ambos.
  6. Te chantajea emocionalmente utilizando el sexo: te amenaza con dejarte o con serte infiel.
  7. Te ves obligada a realizar prácticas sexuales que te incomodan o te resultan degradantes.
  8. Se niega a utilizar preservativo o incluso se los quita en el propio acto sexual sin tu consentimiento.
  9. Te expone a situaciones sexuales incómodas: se masturba en tu presencia cuando tú no quieres tener sexo con la excusa de que no se puede contener o que le has dejado con el calentón. Esto no es un acto consensuado, sino una situación que a ti no te gusta.
  10. A veces tienes sexo por miedo a las repercusiones de no tenerlo. No quieres discutir o aguantar malas caras, así que finges y después te sientes mal. El sexo ya no te gusta, se ha vuelto algo desagradable, pero por el bien de la relación de pareja soportas este malestar.

¿Qué hacer si mi pareja me acosa, abusa o agrede sexualmente?

  • Si detectas cualquier señal de alarma, cuéntalo. Habla con alguna amiga, con una persona de confianza, con un familiar que sepas que no te va a juzgar, con tu psicólogo… Con quien sea, pero no te aísles.
  • Ve a un lugar seguro: la casa de otra persona, un hospital o la comisaría de policía más cercana.
  • Recuerda que tienes derecho a denunciar. Has sido víctima de violencia sexual y no eres mala persona ni exagerada por tomar medidas legales.
  • Pide asesoramiento legal. Ponte en contacto con una abogada o con asociaciones de ayuda a víctimas de violencia. En los hospitales también pueden asesorarte si la violación acaba de tener lugar.
  • Pide ayuda psicosocial. La violencia sexual puede producir grandes secuelas como depresión, ansiedad, estrés postraumático, fobias, desconfianza, baja autoestima, etc. Ponte en manos de una psicóloga si lo necesitas.

Por petición de la autora del testimonio hemos utilizado el pseudónimo “Beatriz” con la finalidad de preservar su anonimato y seguridad.