Oler el espacio exterior sin necesidad de ser astronauta ya es posible gracias a la NASA. Hace décadas, la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio, contrató a varios especialistas para desarrollar el "olor del espacio", para que ayudase a los astronautas a entrenarse antes de sus proyectos.
Así, Steve Pearce creó el aroma 'Eau de Space №1' en el año 2008, firmando un contrato de exclusividad con la NASA. Para lograr un olor idéntico, estudió los recuerdos de los astronautas sobre sus viajes al espacio exterior, identificados como una mezcla de metal caliente, ron y carne a la parrilla.
Ahora, tras años de burocracia, por fin este olor podrá llegar a todo el mundo que lo desee. El empresario Matt Richmond lanzó una campaña de crowdfunding a través de la web Kickstarter para recaudar fondos para que este proyecto salga adelante.
En solo unas horas, la campaña consiguió más de 300.000 dólares, una cifra muy superior a la que inicialmente se necesitaba para realizar esta iniciativa por lo que podrá salir adelante. Se espera que sea a finales de año cuando esta colonia esté disponible para todo aquel que quiera sentirse como en el espacio.
Un trabajo del Máster en Astrofísica de la Universidad de Barcelona (UB) realizado en el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) por la alumna Alejandra Yrupe Fresco, actualmente doctoranda del Instituto Max Planck de Física Extraterrestre, ha revelado el núcleo tenue y la estructura del chorro de partículas en la región nuclear de M87, la galaxia más brillante del Cúmulo de Virgo.
Este proyecto se llevó a cabo en colaboración con los investigadores del IAC Juan Antonio Fernández Ontiveros, Almudena Prieto y José Antonio Acosta Pulido, y fue posible gracias a las capacidades polarimétricas únicas del instrumento ALFOSC, instalado en el Telescopio Óptico Nórdico (NOT), del Observatorio del Roque de los Muchachos, en Garafía (La Palma).
Las observaciones fueron realizadas a principios de abril de 2017, casi simultáneamente con la campaña del Telescopio del Horizonte de Sucesos (EHT), que proporcionó la primera imagen mundialmente famosa de un agujero negro, situado en el núcleo de M87.
Los agujeros negros masivos son entornos complejos regidos por la física de altas energías, donde las partículas son aceleradas a lo largo del eje del sistema, dando lugar a la formación de chorros prominentes que se extienden más allá de los límites de sus galaxias anfitrionas.