La historia de Bella es como un cuento de Disney. La familia Harrison encontró a la ardilla herida tras el ataque de una lechuza, y decidieron darle cobijo en su casa hasta que se recuperará de sus heridas.
Durante varios meses, la familia la cuidó y la alimentaron con nueces y frutas. Tal es el cariño que cogieron al animal que decidieron llamarla Bella. Cuando la ardilla se recuperó, la familia decidió liberarla y llevarla al busque, ellos pensaban que no volverían a ver más al pequeño animal. Sin embargo, Bella se mostraba agradecida por el cuidado de la familia y decidió visitar a los Harrison durante ocho años.
Siempre que la ardilla se encontraba enferma volvía a su “hogar”. “Por lo general, se sienta afuera en la ventana y espera a que alguien la vea", explica Brantly. La familia afirma que nunca la habían tratado como una mascota, pero el animal tenía un comportamiento singular con ellos: era parte de su familia.
Por eso, Bella quiso compartir con ellos uno de los momentos más importantes. Un día, la familia recibió la sorpresa de tres pequeñas ardillas en el canasto donde solía estar Bella. El animal había querido dar a luz en “su casa”.