Mario Arnulfo, de 60 años, sale todos los días a la calle, en la ciudad mexicana de León, para vender los dibujos que hacen sus nietas y poder sufragar los gastos de la familia tras quedar huérfanas. El conmovedor caso se ha vuelto viral en redes sociales.
Don Mario almuerza y deja todo organizado en su casa para que no les falte nada a las niñas. Su trabajo es vender los dibujos y pinturas que hacen sus tres nietas. "Dibujitos, baratos y para adorno, baratos", dice el hombre en cada semáforo cuando los coches se detienen en el bulevar Adolfo López Mateos y Pradera.
El hombre intenta vender los cartones hechos con trazos en acuarela e incrustaciones de tela y perlas. Entre las figuras hay bailarinas, castillos y atrapasueños. Sus nietas usan figuras como soles, lunas y unicornios en sus "obras de arte", que don Mario vende en 100 o 200 pesos mexicanos (de 5 a 8 euros).
"Estos los hacen mis nietas; ellas quedaron huerfanitas y su único sustento es una pensión que llega cada mes, pero no alcanza", explica Don Mario. Aunque algunas personas no le compran los dibujos, a veces le dan propina.
"Mi hija Berenice quedó viuda hace unos 4 años y medio. Mis nietas quedaron huerfanitas. Como mi hijo mayor pinta, ellas aprendieron con él", cuenta el hombre. Sus nietas tienen 13,12 y 10 años cada una, y, como no quería verlas sufrir, dejó su trabajo anterior y comenzó a vender sus dibujos. Según el medio AM, dice que antes vendía baratijas con su esposa en las plazas, pero como las niñas van creciendo, necesitan más cosas y los gastos son mayores.
Don Mario explicó que cuando no hay dinero para surtir el material, busca la manera de obtener pintura y cartoncillos a crédito; cuando logra vender alguna pieza, tiene la oportunidad de obtener más material: "Ellas se divierten, lo toman como una actividad que les gusta y han hecho de todo: caballos, soles, paisajes, les gusta y eso me hace feliz".
Su yerno murió de un paro cardíaco tras un accidente en el Bulevar Hidalgo. En ese momento decidió hacerse cargo de sus pequeñas y trabajar en un horario de 3 a 8 horas, dependiendo de lo que tarde en vender uno o todos los dibujos. El caso se volvió viral cuando Alberto, un tatuador que pasaba por la zona, compartió la foto de Arnulfo ofreciendo un dibujo de un unicornio. Montó una subasta en redes sociales y lo recaudado se lo entregará a las niñas.