Rudiger Koch, el alemán que ha vivido cuatro meses bajo el mar: así era su cápsula, con cama e Internet

Después de 120 días viviendo en una cápsula ubicada en las profundidades del mar de Panamá, finalmente, el alemán Rudiger Koch ha batido el Récord Guinness de la persona que más tiempo ha aguantado habitando bajo el agua. En presencia de una supervisora de los reconocidos premios, este ingeniero alemán volvió a la superficie el pasado viernes 24 de enero, arrebatándole el galardón a Joseph Dituri, el profesor que pasó 100 días en el mar para demostrar que nuestra mudanza al interior de los océanos podría ser una posibilidad de futuro.

Durante los cuatro meses que ha durado su reclusión, Rudiger Koch, de 59 años, ha contando con todas las comodidades propias del mundo moderno: una cama, un baño, una televisión y hasta un ordenador con cobertura y conexión a Internet, a pesar de estar a 11 metros de profundidad submarina. El ingeniero también tenía una bicicleta estática para poder realizar ejercicio durante su periodo de enclaustramiento voluntario, si bien el mayor hándicap que sufrió fue la ausencia de ducha dentro de la cápsula.

120 días sin poder darse una ducha

Tal y como reveló la supervisora, Susana Reyes, su experiencia fue monitorizada las 24 horas del día, para dejar constancia de cómo sería vivir de forma permanente bajo el agua y sin la posibilidad de ver el la luz del sol. Ése también ha sido el objetivo de Koch, con la intención de que "el mundo deje de ver el mar como un lugar hostil" y pase a aceptarlo como un terreno apto para futuros asentamientos humanos.

Al salir de la cápsula, el alemán celebró su hazaña brindando con una botella de champán y dándose un chapuzón en las azules aguas del mar Caribe. "Ha sido una gran aventura y, ahora que ha terminado, casi tengo un sentimiento de arrepentimiento por irme. He disfrutado mucho mi tiempo aquí. Es hermoso cuando todo se calma, oscurece y el mar brilla. Es imposible de describir, hay que vivirlo uno mismo", dijo, sobre la imponente imagen del mar que veía a través de los ojos de buey de la estructura.

Durante toda la estancia, la salud mental de Rudiger fue supervisada en todo momento, dada la presión y la imposibilidad de salir al exterior. La Organización de los Récord Guinness ha constatado que, efectivamente, el ganador del premio nunca intentó abandonar el proyecto y subir a la superficie.

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