Los amantes de los viajes están ávidos de descubrir nuevos lugares que sean únicos, diferentes, que tengan algo que ofrecer y que los convierta en especiales. Hay ocasiones en las que la gastronomía es determinante para convertir un lugar en destino soñado, en otras la historia de sus calles y rincones habla por sí sola o es su arquitectura lo que les hace destacar, así como sus paisajes naturales, sus obras de arte características o el calor de su gente.
Cada cual tiene un criterio diferente para seleccionar en un mapa su siguiente destino, pero quienes buscan lugares únicos, que tengan algo que les haga especiales y les distinga del resto seguro que quieren apuntar en su lista Kiribati, el único país del mundo situado entre los cuatro hemisferios.
Los hemisferios son unas líneas invisibles que nos sirven para dividir la tierra en cuatro partes: norte, sur, este y oeste. Estas líneas son imaginarias, es decir, no existen realmente, pero el hombre las emplea para poder entender y explicar la disposición de las cosas en el planeta de una forma que sea más sencillo de comprender para todos. Solo existe un país que se encuentre en medio de los cuadrantes, que esté en los cuatro hemisferios: Kiribati.
Es uno de los países más pequeños del mundo, su superficie es de 810 kilómetros cuadrados, lo que hace que sea más pequeño que Lanzarote, y su población supera por poco los 100.000 habitantes, que son menos de los que tienen algunas ciudades españolas, como Albacete. Está formado por un grupo de 33 atolones coralinos y la isla volcánica de Banaba, y es esto precisamente lo que hace que pueda ocupar esos cuatro hemisferios, porque son territorios que se extienden en un área de más de tres millones de kilómetros cuadrados.
Geográficamente, se encuentra en la zona central oeste del océano Pacífico, al noreste de Australia, cuenta con lugares únicos y llenos de belleza, como la Reserva de la Biosfera de las Islas Fénix, declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO. De Kiribati destacan sus ecosistemas y sus espacios marinos, pero también pesa sobre estas islas un gran inconveniente porque el cambio climático está poniendo en riesgo la existencia de sus maravillas como las playas de arenas blancas, arrecifes e inmensas lagunas.
No solo podría quedar sepultado en caso de que el nivel del mar continúe subiendo, también se enfrenta a problemas más acuciantes, como la salinidad del suelo, que está aumentando dificultando el cultivo y contaminando el agua potable. La situación en las islas de Kiribati se complica para sus habitantes y, tal y como recogen en La Razón, las autoridades han tenido que buscar planes de reubicación de sus ciudadanos en países cercanos (como Australia o Nueva Zelanda) porque las infraestructuras de la isla ya se están viendo afectadas.
Este pequeño estado insular en el océano Pacífico se ha enfrentado a las adversidades a lo largo de la historia, permaneciendo bajo control del Reino Unido hasta 1979, cuando se independizó. La pesca, la agricultura y la artesanía son sus actividades económicas más importantes.