La naturaleza es sabia, pero también es bella, sobre todo con fenómenos tan espectaculares como los arcoíris. En algunos lugares son un fenómeno tan común que se han convertido en algo habitual, pero eso no los hace menos impresionantes, un resultado de la descomposición de la luz a través de las gotas de lluvia que hace que niños y adultos se maravillen por igual.
Parece que nunca nos cansamos de verlos, siempre que aparecen frente a nosotros hay alguien que destaca su presencia, un momento fascinante que se puede disfrutar de muchas maneras, desde la aceptación, disfrutando de su belleza y su magia, pero también desde la curiosidad, ¿por qué se produce? ¿Por qué vemos tantos colores? ¿A qué se debe su forma de arco por el que recibe ese nombre?
Los arcoíris se forman cuando los rayos de luz solar pasan a través de las gotas de lluvia que se mantienen suspendidas en la atmósfera. Esas gotas actúan como prismas que producen la refracción de la luz, descomponiéndola en todos los colores que la forman. Cada color tiene una longitud de onda diferente, lo que da lugar a las diferentes tonalidades que aparecen en el arcoíris: rojo, naranja, amarillo, verde, azul, añil y violeta. Los primeros tienen una longitud de onda más larga, por eso aparecen en la parte exterior, los últimos tienen longitudes más cortan, por eso están en la inferior.
Una vez claro el motivo por el que vemos tantos colores, queda saber por qué adopta esa forma de arco y no cualquier otra. Merece la pena señalar que, en realidad, la forma del arcoíris no es de un semicírculo, sino de un círculo completo, pero la línea del horizonte nos impide ver el círculo entero. El resultado es una especie de cúpula que consigue quitarnos el aliento, pero si voláramos lo suficientemente alto, sí que podríamos ver ese círculo completo.
Según explica Fernando Ballesteros, del Observatorio Astronómico de la Universidad de Valencia, y recogen en National Geographic, el arcoíris se forma cuando la luz blanca incide sobre las gotas de lluvia, cuando llega al claro opuesto de la gota intenta salir, hay una parte de ella que no lo consigue por lo que se ve remitida hacia atrás, pero lo hace hacia una superficie curva. El resultado de esta reflexión y refracción es que la luz sale por esta parte de la gota formando un ángulo de 138º, lo que hace que adquiera esa forma. Los arcoíris son curvos por el rango de ángulos en los que se reflejan las gotas de lluvia.
Además de todos estos datos sobre este fenómeno que es capaz de captar la atención de todo aquel que esté presente, el arcoíris esconde algunos misterios extra, por ejemplo, tiene más colores de los que somos capaces de ver, no aparece en las horas centrales del día y no es posible medir el principio y el fin de un arcoíris, y eso que en su base espera una olla llena de monedas de oro custodiado por un Leprechaun.