En 2024, muchos siguen fiando el devenir del mundo a profecías que tienen casi 500 años de antigüedad. Las más recurrentes son las de Michel de Nôtre-Dame, más conocido como Nostradamus. Cinco siglos después de ser publicadas en las famosas Les Propheties, las prefiguraciones y vaticinios cifrados del francés siguen fascinando a quienes buscan en sus enigmáticas sentencias una clave para interpretar los acontecimientos: guerras, inundaciones, desastres naturales, nacimiento y muerte de líderes que guíen a los seres humanos a su extinción o a su cima… ¿Es que todo puede leerse como augurio, hasta la mancha en un pergamino?
De momento, quienes se empeñan en ver en estos párrafos una revelación clara de lo que el futuro tiene guardado para nosotros ya se han enfrentado a las primeras decepciones. Estas son las predicciones para 2024 que no se han cumplido.
Las profecías de Nostradamus todavía guardan enigmas que estamos muy lejos de entender en toda su dimensión. Una predicción para 2024 ha llamado la atención de sus analistas fieles por el tono sombrío con el que se enuncia: “Un enemigo rojo será presa del miedo, estremeciendo al vasto océano”. Algunos expertos creen la frase prefigura un enfrentamiento naval de gran escala y lo vinculan con las tensiones actuales en el océano Pacífico, un área marcada por el protagonismo de China y la incertidumbre geopolítica.
Por ejemplo, el acercamiento militar entre Rusia y Corea del Norte de estos últimos años ha sido señalado como un posible preludio de conflictos futuros. Hasta el momento, el escenario de una guerra a gran escala sigue siendo solo una posibilidad teórica, alimentada más por el misterio de las palabras de Nostradamus que por hechos concretos. El mundo observa con cautela.
Entre los presagios más discutidos para 2024 destaca "el Rey de las Islas". Esta figura se menciona en las profecías, aunque su significado no está claro.
Algunos no han tardado en relacionarla con la monarquía británica; específicamente, con el reinado de Carlos III y ciertas turbulencias que podrían desestabilizar a la realeza. Se barajan cataclismos que pongan en peligro la corona, desde los habituales líos de faldas hasta la propia renuncia del soberano en favor de uno de sus hijos. No ayuda el hecho de que recientemente se supiera que el monarca enfrenta un cáncer de próstata.
Las especulaciones dramáticas sobre una posible “destitución” o retiro forzoso siguen más vigentes que nunca, pero lo cierto es que la realidad (al menos, la posibilidad de que la profecía acierte) va imponiéndose.
Carlos III continúa ejerciendo sus responsabilidades. De darse cualquier cambio en el liderazgo de la corona británica, no sería inminente. Quienes sueñan con Harry o Guillermo ocupando el trono, tendrán que esperar.
Quienes amen las conspiraciones, las luchas caninas por el poder y el hilo intrincado de votos y humo que lleva periódicamente a la elección de un nuevo papa, estarán muy satisfechos con ciertas palabras contenidas en los augurios del francés. Uno de ellos prefigura la muerte de la gran figura de la iglesia. «A través de la muerte de un Pontífice muy anciano, un romano de buena edad será elegido, de él se dirá que debilita su sede, pero permanecerá mucho tiempo sentado y en actividad mordaz».
La palabra ‘mordaz’ abre el campo de las interpretaciones disparatadas. La profecía podría sugerir un giro ideológico respecto a las palabras y mensajes de Francisco. ¿Un Papa con maneras de payaso populista? ¿Alguien crítico (o por el contrario, cómplice) con los escándalos de abuso sexual y pederastia de la institución?
De momento, es otra profecía que choca de pleno con la realidad. Es cierto que el deterioro de la salud del sumo Pontífice, que cumplirá 88 este año, presagia cambios en la jerarquía de la iglesia a no mucho tiempo vista, pero de momento su liderazgo sigue intacto.