Lavarse los dientes es una de las primeras acciones que aprendemos a hacer de manera autónoma. Un niño puede no saber ir al baño solo todavía pero lo de cepillarse los dientes lo aprende muy rápido. Y, sin embargo, no terminamos de aprenderlo bien. Por ejemplo, lo más normal es que después del cepillado te enjuagues la boca para eliminar los restos de dentífrico. Pero es un error: los odontólogos recomiendan no hacerlo. También hay quienes usan un enjuague bucal nada más cepillarse y eso tampoco es correcto.
Pero vamos a ir aún más lejos: ¿cuánta pasta hay que ponerle al cepillo? ¿Mucho? ¿Poco? ¿Cuánto es mucho y poco? Flora González nos trae algunos tips para derribar mitos sobre cuál es la manera correcta y qué es lo que debes dejar de hacer ahora mismo. Dale Play.
Existe y está instaurada en nuestra sociedad, una creencia popular que sostiene que el inodoro es el lugar más sucio que frecuentamos a diario, pero esta premisa no es del todo cierta. Si bien el baño contiene cientos de bacterias debido a que es el lugar para higienizarse, lo cierto es que solemos interactuar con objetos mucho más sucios que este.
Cosas que usamos a diario como el móvil o las pelotas de fútbol parecen más inocentes, pero lo cierto es que son un criadero de bacterias en potencia con las que coqueteamos todos los días y no lo sabíamos. Flora González te cuenta cuáles son esos objetos en este vídeo.