Naomi Arimoto, una artista japonesa, se pasa las horas muertas recogiendo los plásticos que encuentra en la playa más cercana a su casa. Una colección de pequeños fragmentos que organiza con precisión.
Toda esa basura marina la convierte en pequeños tesoros. Tras un minucioso proceso la convierte en materia prima para diseñar uñas postizas que luego coloca a las clientas de su salón.
A Naomi se le ocurrió la idea después de participar en limpiezas comunitarias a lo largo de la costa.
"Me di cuenta de los problemas medioambientales en el momento en que vi con mis propios ojos la cantidad de residuos plásticos que había en el océano", dijo Arimoto, de 42 años.
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