Es una de las opciones más habituales para ganar algo de tiempo a la hora de lavar la ropa, sin embargo, la mayoría de las veces no se puede considerar la más recomendable. Y es que el programa rápido de la lavadora tiene más contras que pros.
No obstante, tampoco es de extrañar, puesto que si la calidad del lavado y el gasto energético fuera igual a los programas normales, probablemente dejaría de ser un “lavado express” para convertirse en la opción habitual y no aquella que se utiliza cuando el tiempo apremia y hay que hacer la colada lo antes posible.
Así pues, existen algunas razones por las que este programa no debe utilizarse habitualmente, sino en contadas ocasiones en las que estemos faltos de tiempo. En cuanto a las desventajas, hay que enumerar las siguientes:
La primera de ellas es que no siempre se logra limpiar la ropa completamente, de modo que lo que pretendía ser más rápido retrasará el tiempo de lavado total.
Por lo tanto, el programa rápido tiende a ser poco eficaz cuando la ropa está muy sucia. En estos casos hay que tener presente hay manchas que necesitan una mayor temperatura del agua, mientras que en los lavados express, esta no sube de los 30 o 40 grados.
Asimismo, en estos lavados se suele emplear menos agua, un aspecto que va en detrimento con la limpieza, especialmente si hay mucha carga de ropa. Puede darse el caso de que no todas las prendas estén en remojo el tiempo suficiente e incluso de que el detergente no se mezcle bien con el agua. El resultado al final será el mismo: una limpieza insuficiente.
Así pues, si queremos que las prendas queden limpias, habrá que optar por no realizar una carga habitual, dejando fuera algunas prendas, lo que limita la ropa que podemos lavar en cada ciclo.
Por otro lado, si atendemos al gasto energético, tampoco supone una ventaja, toda vez que la lavadora tiene menos tiempo para llevar a cabo todas las tareas propias de un lavado: desde calentar el agua a la temperatura elegida, hasta el centrifugado final. Así que lo que se puede ahorrar por tiempo de funcionamiento se tiende a perder por necesidad de potencia continuada.
Este trabajo extra que tiene como objetivo realizar el lavado con mayor rapidez para ganar tiempo también suma el inconveniente de provocar un mayor desgaste en el electrodoméstico. Si se fuerza continuamente con lavados express, es decir, prescindiendo del funcionamiento habitual, es probable que se produzcan más averías.
Y hablando de desgaste, las prendas también se ven sometidas a un ciclo más agresivo que puede dañar el tejido, si no a corto plazo, sí a medio o largo. Por este motivo, con las ropas más delicadas no conviene elegir el programa rápido de la lavadora, ya que el daño será mayor. Con el resto no hay problema si no se abusa del lavado express, pero si se convierte en algo habitual, no cabe duda de que el desgaste se acentuará.
Finalmente, si el programa rápido provoca que la limpieza no sea total, nos podemos encontrar con otros dos problemas asociados. El primero de ellos es que no se consigue una desinfección suficiente, sobre todo cuando se trata de ropa de hogar, como las toallas o las sábanas, en las que se necesitan mayores temperaturas. Y el segundo de ello es que se pueden dar reacciones alérgicas en caso de que algunos restos no desaparezcan con el lavado. Es complicado, pero podría darse esa circunstancia.
En definitiva, el lavado rápido de la lavadora es una buena medida en ocasiones contadas, siempre y cuando la carga no sea completa y las prendas no sean delicadas.