La película 'Posdata, te quiero' sería la versión analógica de la nueva idea que ha tenido la herramienta Goodbyememo. En aquella lacrimógena cinta, interpretada por Hillary Swank y Gerard Butler, la protagonista se queda prematuramente viuda y su marido, antes de morir, programa el envío de una serie de cartas póstumas que ella iría recibiendo durante su duelo, como una forma de ayudarla desde el más allá a transitar el dolor por su pérdida y comenzar una nueva vida. La esencia de esta nueva iniciativa es la misma, pero adaptada a los tiempos de la IA.
A través de Goodbyememo, cualquier persona viva puede dejar mensajes planificados que sus seres queridos recibirán una vez que haya muerto. De esta forma, los familiares recibirán e mails con las palabras de su allegado fallecido en los que, o bien se pueden dejar palabras de consuelo que les ayuden a hacer el duelo o se puede expresar todo lo que no se dijo en vida por timidez, vergüenza o miedo. Así mismo, los correos electrónicos pueden ir a acompañados de fotografías y vídeos y servir de despedida cuando esta, por las causas repentinas de la muerte, no ha sido posible.
“Cada persona tiene una historia única que contar y un legado que dejar. Nuestro servicio capacita a las personas para asegurar que sus recuerdos y mensajes se conserven y se entreguen a quienes quedan en vida”, ha dicho Vincenzo Rusciano, CEO del servicio. Pero, ¿cómo se hace efectivo ? ¿Cómo sabe la herramienta que su usuario ha fallecido y, por tanto, los correos deben ser enviados a los destinatarios elegidos? Existen dos formas de predeterminar los envíos:
A través del autochequeo: Cada usuario puede personalizar la frecuencia de los recordatorios de mensajes para confirmar su existencia y especificar el tiempo de espera para recibir una respuesta antes de que el servicio considere que ha fallecido. O la verificación de un amigo: También se puede proporcionar un código secreto que el usuario puede compartir con una persona de confianza. Esta persona notificará a Goodbyememo el fallecimiento.
La exploración de esta herramienta es gratuita y su lanzamiento ha coincidido con la proliferación de chatbots que simulan la voz y la forma de hablar de las personas que han fallecido. En China, hay un boom en torno a estas resurrecciones digitales, gracias a las que los ciudadanos pueden recibir una videollamada de los avatares de sus padres o parejas fallecidas, con todos los riesgos psicológicos que ello implica.
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