Si la nevada caída es leve y no se repite lo que ocurrió hace tres años con la recordada borrasca Filomena, la luz sigue llegando al panel solar y continúa produciendo electricidad y abaratando la factura anual entre un 30% y un 35%.
Cuando una capa abundante de nieve cubre las placas solares, bloquea el paso de la luz solar y por lo tanto dejan de producir energía, destacan los especialistas del blog Cambio Energético. No obstante, afectaría a la producción pero no las dañaría.
Los paneles solares, resaltan, están diseñados para aguantar las inclemencias meteorológicas y, por lo tanto, soportar el peso de una gran nevada. Durante su diseño y fabricación, son sometidos a pruebas de presión para evaluar tanto su durabilidad como su calidad.
Los profesionales indican que retirar la nieve no es lo más recomendable si no se tiene para ello una serie de precauciones básicas y el equipamiento adecuado, evitando siempre la utilización de rastrillos, palas o elementos metálicos que podrían dañar los cristales.
En la mayoría de los casos, cuando sale el sol después de una nevada, la superficie negra de vidrio templado de los paneles solares se calienta antes que el resto del tejado y hace que se aclaren mucho más rápido.
Además, agregan que la nieve ayuda a limpiar los paneles solares, explicando que la suciedad que pudiesen tener previamente se adhiere a la nieve y cuando ésta se derrite se la lleva consigo, haciendo así que las placas trabajen de una manera más eficiente.
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