El rey Felipe VI captó las miradas, junto a la reina Letizia, cuando ella se quedó sin copa en el brindis por la Cumbre de Granada. Ahora, el monarca ha llamado la atención después de que saliese a cenar en el restaurante ‘La Castela’ y dejase una generosa propina horas después de que la princesa Leonor jurase bandera en la Academia Militar de Zaragoza.
En el local, situado en la calle Doctor Castelo de Madrid, cerca del Parque El Retiro, le esperaba un grupo de personas conocidas en las que se incluye a aquellas amistades que mantiene desde que iba al colegio ‘Santa María de los Rosales’ de Madrid. Se trata de un sitio de moda que tiene una curiosa historia detrás.
La Castela abrió sus puertas en 1989. Ese año fue reformado el antiguo local que databa de 1929. Es decir, le quedan sólo seis años para cumplir su centenario. Ese antiguo local era una bodega, de ahí que su nombre fuese el de Bodega de Méntrida. El restaurante conserva la arquitectura tradicional de las tabernas madrileñas. “Rigurosa con los platos típicos de nuestra ciudad y generosa con las tapas, se brinda como un foro costumbrista”, afirman sus propietarios en su página web.
“En su trastienda, habilitada en comedor, se sirve una cocina de mercado enraizada en el recetario madrileño al que se añaden aportaciones gastronómicas originales. En suma, La Castela crece con la vocación de ser un lugar que tercia noblemente tradición y modernidad”, añaden. Según informa La Otra Crónica, Felipe VI no tuvo que pagar nada porque le invitaron sus acompañantes, que dejaron 50 euros de propina como forma de agradecimiento.
Ese mismo medio explica que el rey "ocupó una mesa en el comedor interior del restaurante junto a sus amigos y al terminar la cena salió por la puerta principal del local de manera discreta y muy educada, algo que sorprendió a muchos de los presentes".
El rey Felipe VI no es la única personalidad que ha visitado La Castela. Michelle Obama, la ex primera dama de Estados Unidos, también estuvo cenando con sus hijas en este mismo local. James Costos,embajador de EEUU en España y su marido, Michael Smith fueron quienes la llevaron al local después de visitar ese mismo día el Museo del Prado.