En el centenario cumpleaños de Doña Teresa Stinziani no está claro quién es el anfitrión y quién el invitado. Luigi Pettofrezza, el Nono, con 101 años de edad, lleva acompañándola desde hace más de ocho décadas y le saludan y besan tanto como a la reina del domingo. Y, en este caso, el profundo amor es lo que mantiene la llama de este matrimonio viva. Los vecinos de la localidad de José C. Paz, en la provincia de Buenos Aires, Argentina, celebran los 201 años que suman la pareja Pettofrezza, quienes se hicieron famosos por fabricar cochecitos y juguetes de plástico que han alegrado a miles de niños.
Está claro que cada anciano centenario tiene su fórmula particular de conservarse durante tanto tiempo, como la abuela de 103 años que baila en TikTok para mantenerse joven.
"Primero vino papá, en el '52, después de varios años prisionero en la Segunda Guerra", relata Josefina, de 76 años, la mayor de los hijos. "Él era campesino en el pueblo de Morrone, en Campobasso. Cuando lo capturaron los alemanes, contaba, le daban un pan por semana y él lo usaba como alimento y como almohada. En el '54 nos vinimos en barco mi mamá, mi hermano Antonio y yo", cuenta.
Dicho viaje fue "horrible", según coinciden Antonio y Josefina, que no se acordaban exactamente de la edad que tenían cuando acompañaron a su madre. "Se movía todo el tiempo, te la pasabas vomitando. Tardaba 30 días, lleno de paisanos en camas cucheta, todos trayendo en bolsas de arpillera cafeteras, ollas, semillas para la huerta. Mi mamá se trajo como cinco bicicletas. Las cuidaba mientras intentaba perseguirnos a Josefina y a mí, que corríamos por el barco haciendo un despelote bárbaro", comenta Antonio.
En Argentina, Don Luis trabajó en una fábrica textil y más tarde, durante 30 años, para Obras Sanitarias. Luego abrió su propia fábrica de plásticos hasta que descubrió el nicho de los juguetes: coches, tractores, camiones de bomberos, etc. "Hasta los 80 años vino a trabajar todos los días. Ahora supuestamente ve muy poco, pero vos le das cualquier pieza de plástico y él la arma", relata Rafael al medio Clarín.
Así como Teresa bebe agua y tiene su propio horario de almuerzos y cenas, Luigi degusta los sándwiches de berenjenas en escabeche y no se corta con el vino tinto patero, que lo traslada a los campos de su tierra natal. "Toma vino, a veces fernet con coca, café con fernet... ¿Qué le vas a negar a los 101 años?", agrega Rafa.
Ambos aún comparten su cama matrimonial, además de la mesa dominical llena hasta arriba de fiambres caseros, ensaladas, vermús y el asado que tanto la cumpleañera como el Nono disfrutan rodeados de amor. Hoy todos brindan a la salud de la pareja más famosa del barrio.