Mariano Frassa es un médico rural que no tiene un consultorio fijo, sino que viaja en su camioneta por los campos y pueblos de la zona de Chacabuco, Argentina. Cada mes, recorre unos 6.000 kilómetros para visitar a más de 4.000 pacientes que viven en lugares alejados y con escaso acceso a la salud; casi al igual que la italiana que recorre 1.600 kilómetros al día para ir a su trabajo.
El Dr. Frassa se enfrenta a todo tipo de dificultades en su labor, desde caminos en mal estado hasta condiciones climáticas adversas. Sin embargo, no se deja vencer por los obstáculos y cumple con su vocación de servir a los más necesitados. Cada día, hace unos 300 kilómetros y pasa por entre 7 y 10 casas, donde ofrece atención médica y humana a sus pacientes. Lleva consigo lo indispensable: un estetoscopio y un maletín con medicamentos y material sanitario.
Mariano nació en un pueblo donde no había médico y sufrió en carne propia la falta de atención médica cuando su madre se enfermó gravemente. Desde entonces, se propuso estudiar medicina y dedicarse a cuidar de los que más lo necesitan.
Mariano se formó en Buenos Aires, donde trabajó en la Fundación Margarita Barrientos, una organización que ayuda a las personas en situación de vulnerabilidad. Luego, se trasladó a Chacabuco, donde fue director del Hospital Municipal. Sin embargo, nunca abandonó su pasión por la medicina rural y decidió ampliar su alcance a otras localidades.
Actualmente, el Dr. Frassa atiende a más de 4.000 personas que viven en Rawson (2.500 habitantes), O’Higgins (1.000 habitantes) y Castilla (800 habitantes). Estos tres pueblos forman parte de su recorrido diario, que lo lleva por los campos y las zonas más remotas de la región, según detalla el medio peruano La República.
Mariano es un ejemplo de compromiso, solidaridad y vocación. Su trabajo no solo mejora la salud física de sus pacientes, sino también su bienestar emocional y social. Mariano es más que un médico: es un amigo, un consejero y un referente para miles de personas que lo admiran y lo agradecen.