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Los supermercados y las tiendas están continuamente expuestos a hurtos por parte de ladrones que tratan de hacerse con productos sin pagar por ellos. Esto sucede durante todos los meses del año, aunque no siempre se tienden a robar las mismas cosas. Estas cambian dependiendo de la estación en la que nos encontremos, tal y como ocurre con las propias ventas. Por lo tanto, si hiciéramos una lista de los productos más robados en verano, es probable que acertáramos en la mayoría de ellos sin necesidad de atender a ningún estudio.
No obstante, sí que hay uno y muy reciente. Lo ha llevado a cabo la empresa Checkpoint Systems después de analizar las sustracciones producidas en los cientos de establecimientos que cuentan con sus sistemas anti-hurto.
El Ministerio del Interior suele avisar del peligro que suponen los hurtos en los meses más calurosos, ya que en esta época crecen este tipo de robos. El mayor número de turistas, los desplazamientos constantes y el hecho de que las personas salen más de casa provoca que los amigos de lo ajeno –tanto habituales como esporádicos– no se corten a la hora de hacerse con lo que no les pertenece.
En cuanto a los productos más robados, lo cierto es que no deben extrañar a casi nadie, sobre todo si se tienen en cuenta las zonas turísticas costeras, que es donde se acumula un mayor número de personas.
Todos ellos tienen relación con los días de vacaciones y descanso. Tanto los bronceadores como las cremas solares son necesarios para soportar los rayos del sol. Además, se une el hecho de que con el paso del tiempo pierden sus propiedades, con lo que conviene renovarlos cada año. A ellos se suman dos elementos clave para muchos jóvenes –y no tan jóvenes– cuando se trata de disfrutar de la noche: el alcohol y los preservativos. Finalmente, el quinto producto más robado es otro clásico de los meses en los que más aprieta el calor: los helados.
Esta elevada actividad delictiva provoca unas pérdidas que llegan a los 170 millones de euros, según Checkpoint Systems, lo que supone casi el 1% de las ventas registradas en esta época. Y si en un supermercado de gran tamaño resulta un problema, en las tiendas de menor tamaño incluso se multiplica ese efecto negativo.
No obstante –y como cabe esperar–, no se roban los mismos productos en todas partes. De hecho, en los supermercados situados en la meseta es menos habitual el hurto de productos como los bronceadores y las cremas solares. Y es que precisamente lo que se evita es permanecer bajo el sol abrasador de julio y agosto.
El estudio del que estamos hablando también se centra en cuáles son los productos que más se sustraen en los comercios de cada comunidad autónoma. La lista es concluyente y habla mucho tanto de la idiosincrasia de cada región como del número de turistas que la frecuentan en los meses calurosos.
Con un rápido vistazo se comprueba que en las zonas donde más turistas se desplazan para ir a la playa se sustraen más productos relacionados con el sol. En Andalucía y la Comunidad Valenciana hurtan bronceadores, mientras que en Cantabria son las cremas solares las más robadas. Asimismo, en Murcia prefieren llevarse las chanclas sin pagar.
Curiosamente en las islas los productos más hurtados son diferentes. Mientras que en las Baleares los vendedores de maquillaje deben poner una especial atención a los ladrones, en Canarias el preservativo es el producto estrella cuando se trata de no pagar.
Otros resultados que pueden parecer sorprendentes son la merluza congelada de Asturias o las maquinillas de afeitar de Navarra. A ellos se pueden unir las cápsulas de café en Aragón.
Por otro lado, encontramos productos típicos que resultan especialmente atractivos para los amigos de lo ajeno. En la Rioja, como no puede ser de otro modo, lo más sustraído son los vinos y licores. En cambio, en Castilla - La Mancha, los quesos atraen especialmente a los ladrones, y en Galicia, las conservas.
Finalmente hay que apuntar otros más habituales como los helados en Madrid, las gafas de sol en Castilla y León y los antimosquitos en Extremadura, o los productos frescos y aceites en el País Vasco, donde la gastronomía es casi religión. Finalmente, en Cataluña abundaron los hurtos de bebidas alcohólicas y fue la comunidad donde más se robó.