La red social Tik Tok acaba de lanzar al mercado su última criatura: Bold Glamour, un filtro de belleza tan perfecto que provoca adición, miedo y respeto. Es difícil resistirse a probarlo y ver sus efectos. Al instante, el teléfono móvil te devuelve una cara estilizada y distorsionada de ti mismo, sin una sola arruga, sin ojeras, sin manchas ni ninguna otra imperfección adquirida o de nacimiento. Borra todo rastro de fealdad y genera una ilusión ajustada a un determinado canon de belleza. El resultado de este filtro equivale a pasar un buen rato en manos del mejor equipo de maquillaje.
Embellecer la realidad, superar lo vulgar y esquivar el envejecimiento han sido obsesiones de la humanidad desde hace milenios. Las antiguas civilizaciones eran ya maestras en este arte. La pintura, primero, y el cine y la televisión, después, han servido para establecer una tiranía estética, ahora potenciada por las redes sociales.
Es lo que le ha pasado hace unos días a la actriz y cantante Jennifer López, cuya imagen con arrugas en un vídeo ha provocado un gran revuelo entre sus seguidores. Emilia Clarke, la madre de dragones, ha sido duramente criticada esta semana por subir una foto suya al natural. Comportamientos sociales patológicos, muy alejados del temple demostrado por leyendas como Bette Davis, quien dejó dicho: “Hollywood siempre quiso que fuera bella. Pero yo luché por ser real”.
El retrato robot del usuario de este tipo de filtros es claro: mujer joven. Son ellas el objetivo principal de estas aplicaciones, como nos cuenta la psicóloga Mercedes Bermejo, del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid. Las derivadas de esta adición son muy preocupantes. Se ha observado un incremento exponencial de trastornos de la personalidad, ansiedad, alteraciones alimenticias y recurso a la cirugía estética porque muchas personas quieren ser como las fotos que se toman en sus dispositivos.
No se aceptan tal como son. Hay una renuncia a la realidad, nos dice Ariadna Reina, periodista de Nius y profesora de Redes Sociales en la Universidad de Girona. "Conozco a gente que ya no es capaz de enviar una foto suya si no ha sido filtrada”, comenta Ariadna en este capítulo de A ver si me he enterado, el videopodcast conducido por Miguel Ángel Oliver. Es una tela de araña de falsa belleza, filtros de eterna juventud y de locura en los cada día estamos más y más atrapados.