En la sevillana parroquia de La Magdalena tienen desde hoy un auténtico tesoro. Un cuadro donado por una feligresa, no tenía firma, pero ha resultado ser un auténtico Velázquez.
El párroco lo envió a que lo restauraran y los expertos se dieron cuenta enseguida de que estaban ante una obra muy importante.
Cuando Soledad, una feligresa de la Iglesia de la Magdalena de Sevilla donó en vida un cuatro que tuvo en el cabecero de su cama toda su vida, jamás pudo imaginarse que esta Inmaculada, sin firma, escondía la traza de un genio universal.
Al ver la obra la congregación se la envió al Instituto Andaluz del Patrimonio para analizarla y la restauradora pronto se dio cuenta que tenía entre sus manos una verdadera obra de arte.
"Llegó en unas condiciones delicadas, a medida que íbamos descubriendo y quitando no solamente el barniz oxidado si no los repintes, se veían las pinceladas, los matices"
Al descubrir los destellos que coronan a la virgen o esta posible firma oculta con doble D, con las velas y una V con la figura del barco, los técnicos le atribuyen el cuadro a Diego De Velázquez.
Desde el Instituto aseguran que “la media luna, la manera de abordar los luceros, el tratamiento del niño, parece un personaje real recurrente que aparece en otras obras de Velázquez"
Los historiadores creen pertenece a su juventud, cuando era alumno del taller de Francisco Pacheco, lo que convertiría esta obra en una nueva joya de la pintura del siglo XVII.