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Generalmente, es más conocido mundialmente el día de San Valentín, que se celebra cada 14 de febrero en honor a los enamorados, pero para aquellos que no tienen o no quieren vivir su vida en pareja, 'San Solterín' se rememora cada 11 de noviembre para celebrar la soltería. Ahora la aplicación para conocer gente, Meetic, ha lanzado un test que determina cómo eres en este proceso de buscar a tu media naranja según tus características, ya que según afirman desde la app, "conocer tu criatura en la solteología te ayuda a conocer más sobre la compatibilidad en pareja".
Algunos de estos animales van desde un ogro, aquel que niega la existencia del amor; una abeja polinizadora que disfruta de su plenitud sexual; una hormiga, que ama, pero con cuentagotas; un caballito de mar que es fiel hasta el final de sus días; o un ornitorrinco, el cual no necesita de grandes historias de amor para ser feliz.
Es el soltero por excelencia. Puede estar años, o incluso décadas en este estado de soltería perpetua. Su personalidad o su entorno destaca por estar enfurecida con el amor, afirmando rotundamente que este no existe, y por su escepticismo se ha vuelto un negacionista del amor. En la mayoría de casos debido a malas experiencias, ya que en otros momentos, algunos ogros eran cursis o incluso grandes románticos, pero a día de hoy ese ser se ha descompuesto dejando sus vivencias anteriores enterradas en el pasado.
Si de él dependiese San Valentín estaría bajo tierra o encerrado en algún lugar del que nunca pudiese salir. El ogro ha eliminado por completo la búsqueda del amor, aunque posiblemente muy en el fondo puede que siga latiendo el sentimiento de sentirse amado y amada.
Aunque el ser mitológico del ogro se caracteriza por su fealdad, este no tiene porqué ser el caso de los ogros sentimentales. Muchos no dejan a nadie indiferente a su paso. Hay algunos guapísimos, y son lo que más despistan porque son los primeros en hacer ghosting debido a su miedo al compromiso.
En definitiva, es un gran solitario, sabe hacer todo tipo de cosas solo: va al campo, encuentra setas, viaja solo, reserva vacaciones consigo mismo, y sus amigos saben que es la única boda a la que jamás asistirán.
Este es el claro ejemplo de picaflor o caradura. Aquel o aquella que puede está picando a la vez de siete amantes distintos, y si otro le hace ojitos se lanza a la piscina sin dudarlo. Desde que la abeja está soltera (o incluso antes) no ha parado de realizar conquistas sin importarle la edad, orientación, nacionalidad, color, acento, procedencia, ya que considera que en "la variedad está el gusto", como afirma el refranero español.
No quiere comprometerse porque sus deseos de novedad son mayores que los de permanencia, pero esto le puede salir rana si se queda sin flores. Es uno de los especímenes más abundantes en las redes de ligoteo y las usa en abundancia ya sea de día, de noche, e incluso cuando no quiere ligar.
Sin duda tiene un afán por gustar al resto. Así mismo, es difícil reconocer a una abeja polinizadora porque suelen ser manipuladores o mentirosos, así como son unos expertos en el arte de quedar bien. Vuelan solos y pocas personas son conocedoras de sus últimas conquistas, por lo que hay que llevar cuidado con estas personas ya que la picadura de la abeja duele y deja marca.
La hormiga es toda aquella persona que vive con la agenda institucional de un rey o de un premio nobel. Este tipo de soltero o soltera hacen todo tipo de actividades menos quedar contigo, y en caso de acceder solo te percibe como un hueco más de agenda al que otorga 15 minutos. Aman, pero con minutero.
La hormiga es muy soñadora e entusiasmada desde pequeño. Siempre ha sido un niño con alegría a la monotonía, y se pasa sus días en la búsqueda incansable de adrenalina. Se caracterizan por su pasión tanto dentro como fuera de las sábanas, nunca repiten un polvo igual que el anterior. Son divertidos, sociables en muchos casos y un total encantador de serpientes, que cautiva con su mirada y palabrería a todas sus presas.
Generalmente, este tipo de solteros no tiene nunca la intención de dejar de serlo, por lo que puede dejar el campo cultivado con las lágrimas y corazones rotos de sus víctimas.
Este tipo de solteros es fiel hasta sus últimos días. Cuándo se comprometen con alguien ya nunca tienen la necesidad de buscar otras criaturas. Es aquella persona que por mucho que le hagan sufrir, siempre estará al lado de su torturador.
El caballito de mar sufre mucho cuándo está soltero, necesita de alguien que le complete, porque desde que nace no ve otra vida que no sea en pareja. A su vez, no se le dan bien las aplicaciones de citas, por lo que siempre recurrirá a los métodos tradicionales para encontrar a su media naranja. Una vez que la encuentra, es la criatura que más aguantará el dolor, el sufrimiento o incluso el desprecio de su supuesta otra mitad.
El una de las especies más solitarias, pero a él o ella no le importa, es feliz de serlo. Vive una vida tranquila y dichosa de su singularidad, por lo que no necesita de nada ni de nadie para asegurarse su bienestar.
Es considerado como un bicho raro por todos aquellos que saben que existe, pero el ornitorrinco vino a este mundo para estar a gustito y no molestar a los demás. Nunca se queja de estar soltero, tampoco pasa mucho tiempo en las redes sociales, así como tampoco habla con nadie de temas relacionados con el amor. Además, tiene un universo interior riquísimo que no necesita de historias de amor que lo alimenten.
En definitiva, no quiere compartir su vida con nadie y en caso de hacerlo solo con fines reproductivos. Es capaz de auto infringirse dolor en caso de que su estado de tranquilidad se vea molestado por alguien que quiere colarse en su corazón. Es el soltero vocacional, aunque eso puede ser el origen de grandísimos amantes que saben cuándo empieza el jueves de romance y cuándo tiene que terminar.