¿Por qué el peso cambia a veces tanto y a veces tan poco de un día para otro? Te contamos cinco motivos por los que pesarte a diario no es recomendable
¿Cada cuánto conviene pesarse? Te contamos la cifra exacta y cinco alternativas a la báscula si pesarte afecta a tu autoestima
¿Eres de los que se pesa todos los días? Si la respuesta es sí, seguramente tu estado de ánimo se vea influenciado por el número que sale en la báscula. Tanto si quieres ganar masa muscular como si lo que buscas es adelgazar a toda costa, pesarte a diario es un hábito que no solo está afectando a tu salud mental, sino que también puede afectar a tu salud física.
¿Por qué el peso cambia a veces tanto y a veces tan poco de un día para otro?
Si te pesas todos los días seguramente te habrás topado con dos situaciones:
De un día para otro hay una diferencia de uno, dos o incluso tres kilos sin que haya cambiado ni tu alimentación ni tu rutina de ejercicio.
De un día para otro no has adelgazado ni un solo gramo, aunque el día anterior comiste poquísimo e hiciste mucho ejercicio.
¿Por qué pasa esto?, te preguntarás.
Por retención de líquidos. El consumo de sal, fumar, tomar mucho azúcar, los cambios de temperatura o incluso estar de pie durante mucho rato puede provocar retención de líquidos y un aumento de peso de un día para otro.
Por cambios hormonales. Durante la semana previa a la menstruación, los niveles de estrógenos comienzan a aumentar y provocan retención de líquidos. No tiene nada que ver con los antojos, es que tu cuerpo se está preparando para lidiar con la regla.
Por una dieta muy restrictiva. Paradójicamente, comer poco no te hace adelgazar, al menos a largo plazo. Quizá las primeras semanas sí que pierdes algo de peso (pero no de grasa, sino de músculo y agua), pero poco a poco tu cuerpo se acostumbra y se pone en modo “supervivencia”. Por eso siempre pesas lo mismo aunque comas cada vez menos.
Por el tipo de alimentos que estás eliminando de tu alimentación. Por norma general, no es recomendable prohibirte ningún alimento (salvo que sufras una alergia o intolerancia y tu médico te lo haya pautado). Renunciar a carbohidratos complejos como los de la pasta integral, las legumbres o la patata no te va a hacer adelgazar. Tampoco es recomendable prohibirte las grasas: el aceite de oliva, el aguacate o los frutos secos son perfectos para evitar la inflamación.
Porque estás descuidando tu salud mental. Si pesarte se convierte en una obsesión, puedes acabar desarrollando desde ansiedad en el mejor de los casos hasta un Trastorno de la Conducta Alimentaria. Estos problemas de salud mental no solo te provocarán malestar psicológico (nerviosismo, culpabilidad, baja autoestima), sino que pueden repercutir en tu estado físico (dificultades para dormir, problemas para adelgazar o ganar masa muscular, dolor de cabeza o de espalda, eccemas, etc.).
Los expertos en nutrición y entrenamiento personal recomiendan pesarse una vez a la semana y, preferiblemente, a mediados de semana y a primera hora del día. Esto depende por supuesto de la situación psicológica de cada persona.
Si pesarte es una tortura, no es necesario que lo hagas. Puedes optar por otros métodos para valorar si el ejercicio físico o la alimentación están dando sus frutos:
Llevar un registro de tus medidas corporales.
Hacer fotografías de tu cuerpo cada dos semanas para ver la evolución.
Orientarte por cómo te queda la ropa que tienes en el armario.
Sin embargo, lo más recomendable es fijarte en los indicadores internos, es decir, de cómo te encuentras psicológica y físicamente. Si has cambiado tu alimentación y estás haciendo ejercicio y, en consecuencia, te sientes con más energía, menos dolores de espalda, mejor estado de ánimo, menos culpabilidad, más autoestima o mejor calidad del sueño, es que vas por buen camino.