Kirk Douglas, una de las últimas estrellas de la Edad de Oro de Hollywood, muere a los 103 años. Su hijo Michael, también reconocido actor, lo anunciaba en las redes sociales.
"Para el mundo era una leyenda, un actor de la época dorada del cine que vivió hasta bien entrada su época dorada, un humanitario cuyo compromiso con la justicia y las causas en las que creía marcaba una pauta a la que todos nosotros debíamos aspirar", ha sido el anuncio de su hijo.
Trompetista atormentado, periodista despiadado, detective vaquero tripulante del Nautilus.... pero sobretodo ese antihéroe héroe, el esclavo más libre.
El joven boxeador con el tiempo ganó arrugas y pasó de actor novato a ser una leyenda. Siete décadas de cine en el que ningún golpe le dejó KO.
Sus dotes en el ring le sirvieron para financiar sus estudios de arte dramático. La actriz Lauren Bacall le dio el empujón necesario y de ahí hacia arriba, como decía él.
Bajo la batuta de Kubrick transitó los senderos de la gloria pero ninguno como Espartaco, el esclavo símbolo de los oprimidos.
Filántropo hasta el final luchó sin miedo para atajar en los 50 la caza de brujas contra los intelectuales de izquierdas.
Tuvo nominaciones pero sólo un Oscar y honorífico.
Sobrevivió a dos guerras mundiales, a dos matrimonios y cientos de amantes, a un accidente de helicóptero y a una embolia. Hoy ha fallecido a los 103 años.