Debo confesar que desde el primer segundo esta ha sido una entrevista embelesada. Terminé arrojándome como lectora en los brazos de Siri Hustvedt hace ya mucho tiempo, pero es en las distancias cortas cuando esta escritora norteamericana te abduce. Ríe abierta y despreocupadamente y parece disfrutar de lo que hace cada segundo de su vida.
En las entrevistas es generosa, te explica, matiza y te hace comprender sus argumentos desde todos los puntos de vista posibles. "Mi cabeza está llena de voces y no se ponen de acuerdo entre sí", dice casi con una carcajada.
Desde que recogió el premio Princesa de Asturias de las Letras el pasado 18 de octubre en Oviedo no ha parado. Le queda media Europa por recorrer dando conferencias, celebrando encuentros con mujeres, presentando su último libro... después Estados Unidos y la feria de Guadalajara (México).
El último galardón ha vuelto a poner sobre la mesa su obra y sobre todo su última novela, Recuerdos del futuro (Seix Barral), que apareció hace unos meses. Unas memorias ficcionadas.
Una historia con tintes autobiográficos que ella se apresura a explicar. "Los hechos que ocurren en la novela no están sacados de mi vida, excepto las circunstancias del lugar, y los años en los que sitúo a la protagonista. Este es un libro sobre el tiempo y la memoria. Volver al pasado para mirar al futuro puede tener propiedades sanadoras. La memoria está ahí para guiarnos. Para que en el futuro podamos sortear todas las cosas malas, dolorosas y miserables, y navegar hacia lo que realmente nos da placer".
Al igual que el tema de la identidad, las llamadas de atención sobre la masculinización de la sociedad y la cultura atraviesan todo su trabajo. Hoy es una de las figuras más inteligentes del feminismo actual. "¡Cómo es posible que en 2019 parezca que estemos yendo hacia atrás. Sinceramente, la historia de las mujeres no es una historia de progreso. Es una fantasía. Hay muchos lugares en los que hoy se está pensando en suprimir el derecho de nuestro voto. Los derechos de las mujeres son algo que supone un esfuerzo continuo y creo que va a ser así durante mucho tiempo. Piensa en los movimientos de derechas misóginos que están en auge en EEUU. No podemos bajar la guardia en ningún momento Hay que estar alerta y alzar la voz contra lo que creo que es profundamente inmoral y antihumano".
Pregunta. Se cumplen dos años del movimiento #MeToo. ¿Cree que se está consiguiendo una igualdad real?
Respuesta. Las sufragistas consiguieron el voto al final, ¿no? Este movimiento ha contextualizado muchos tipos de comportamiento sexual agresivo que en algún momento se consideraban totalmente normales, y ahora ya no lo son tanto. Se ha creado una atmósfera de alerta. Yo tengo más poder que tú, así que me haces favores sexuales a cambio de una subida de sueldo solía ser algo muy habitual en muchísimos lugares. Si es posible hacer que esto sea socialmente inaceptable, crear un nuevo contexto para estos comportamientos, entonces hemos logrado algo crucial.
P. Pero en Francia, y aquí en España, muchas voces ven en este movimiento cierto puritanismo.
R. Lo sé. Me lo han dicho en Francia muchas veces. Vale… Yo me hago una pregunta. ¿Por qué a partir de ahora las mujeres no pueden agarrar los genitales masculinos debajo de la mesa, tocar el culo a los hombres en el metro o meterles mano en un bar? Y te respondo. Porque a los hombres no le gustaría. Odian las agresiones sexuales y porque seguimos viviendo en esta era, en parte victoriana, en la que el deseo sexual de las mujeres se ve como inferior al del hombre. En el siglo XVI las mujeres eran criaturas con un deseo sexual insaciable. Siempre viene bien recordar cómo cambia la cultura.
P. Racismo, misoginia, xenofobia. No corren buenos tiempos para su país.
R. Y lo que es más interesante es que parecen ir de la mano. El racismo se acompaña de la xenofobia y de la misoginia. Es muy difícil separarlo. Creo que el momento político que estamos viviendo, con el auge del autoritarismo y del populismo, necesita respuestas democráticas y progresistas ya. Las mujeres y la gente de color en Estados Unidos se ven como una amenaza existencial, como instrumentos de la vergüenza y de la humillación.
P. ¿Cómo podemos revertirlo?
R. Irónicamente el auge de los hombres fuertes han generado un movimiento de oposición en EEUU. Delitos muy antiguos y heridas que estaban cerradas se han vuelto a abrir con el fenómeno Trump. Y en los medios más importantes hay una discusión continua sobre el racismo, las consecuencias de la esclavitud, la encarcelación masiva, la brutalidad policial. Esto, hasta Trump, no formaba parte de la discusión mediática. Lo veo como un resultado extrañamente positivo de su presidencia.
P. En su discurso del Premio Princesa de Asturias habló de la necesidad de una educación multidisciplinar, que la ciencia, la tecnología, las humanidades deben ir juntas. Aquí, en España, las humanidades son las hermanas pobres de la educación.
R. Esto es un problema de todo Occidente y es una mala política. Alguien a quien admiro, el filósofo Jean-Baptiste Vico, ya avisaba en el siglo XVIII del peligro de la especialización en las universidades y de los riesgos de no incluir en la enseñanza la retórica, la literatura, la lengua... Es un problema antiguo y una vez más tiene que ver con la jerarquía de sexos. Las ciencias son masculinas, las humanidades son femeninas. ¿A quién le importan los asuntos aniñados de la filosofía?, dicen muchas voces. Y yo les respondo: te ayudan a señalar problemas, a mirar desde otras perspectivas.
Insiste una y otra vez que la única manera de ampliar perspectivas es muy sencilla. "Leer, leer y leer". Lo que nos hará recelar de emociones ramplonas, respuestas fáciles y fórmulas hechas. "Hay que tener cuidado de no caer en el cliché. El titular rápido se convierte en una forma de propaganda". A sus 64 años sigue pareciendo esa chica guapa y lista que se busca a sí misma y que podemos entrever en Recuerdos del futuro. Le gusta venir a Madrid. "Sois cálidos y abiertos. Los españoles se pueden dar una palmadita en la espalda por esa manera tan amable de ser con los demás”.
P. ¿Cómo se ve España desde Nueva York?
R. Sé que aquí tenéis problemas, igual que los tenemos en Estados Unidos, que tenéis vuestro propio movimiento de extrema derecha, tenéis separatistas. Pero desde el punto de vista de una americana creo que vuestra política tiene mejor pinta que la nuestra.
P. ¿Le gusta a Paul Auster que lo presenten como el marido de Siri Hustvedt?
R. Creo que le gusta porque es poco común. A mí me gustaría que me presentaran como la mujer de Paul Auster si fuera algo poco común. Pero no lo es. Me comprendes, ¿no?