El desgaste de las democracias se ha convertido en un tema recurrente en los últimos años. A diferencia de la situación de los años 30 del siglo XX, cuando los fascismos y el comunismo se ofrecían como alternativa, en la actualidad, no parece que ningún sistema esté en condiciones de acabar con la democracia parlamentaria liberal. Sin embargo, Moisés Naím, (Venezuela, 1952), advierte en su último trabajo "La revancha de los poderosos" (Debate, 2022) de una tendencia peligrosa. Son los autócratas 3P. Líderes como Vladimir Putin, Donald Trump, Jair Bolsonaro, Nicolás Maduro, Matteo Renzi, Viktor Orban… que no reniegan de la democracia como sistema pero que muestran muy poco respeto por el régimen de libertades. La referencia a las tres p: polarización, populismo y posverdad, es el elemento común a estos líderes a los que considera la gran amenaza para el régimen de libertades que disfrutamos en la actualidad.
Pregunta: Dirigentes autócratas ha habido muchos a lo largo de la historia, sin embargo parece que ahora son más preocupantes ¿El gran cambio de las derivas autócratas viene por las victorias de Trump, del Brexit, y de los gobiernos autócratas de Hungría y Polonia en la UE?
Respuesta: Hay dos precisiones a eso. Es cierto que autócratas siempre ha habido, pero ahora estos se disfrazan de demócratas. Estos autócratas 3P hacen todo tipo de contorsiones institucionales, mediáticas y políticas para parecer democracia. El segundo elemento es la globalización. El hecho de que hayan alcanzado el poder en EEUU, en algunos países de la UE y que en otros tengan cuotas importantes de poder y representación socavando la democracia desde dentro es una novedad.
P: ¿La espectacularización de la política es un campo abonado para que los autócratas alcancen el poder?
R: Absolutamente. Ahora estos autócratas le pueden exigir más a sus seguidores porque son más fieles y están más comprometidos. Han descubierto que hay algo más allá del carisma para conectar con su público. Usan muchas técnicas, tácticas y trucos del mundo de la farándula para entusiasmar a sus seguidores. Para estos votantes, el compromiso con el líder es un rasgo de identidad al mismo nivel que la identificación con un equipo de fútbol. Trump llegó a decir que él podía ir a la Quinta Avenida de Nueva York, pegarle un tiro a alguien y no pasaría nada.
P: La desinformación es una de las armas favoritas de los autócratas 3P, ¿Cómo pueden combatirla las democracias liberales sin caer en tics autoritarios?
R: Es complejo pero es indispensable para la supervivencia de la democracia. El consumidor de productos digitales está muy desatendido y desprotegido. En todas partes, hay protección al consumidor, pero no al consumidor digital, que es muy vulnerable a ser manipulado y que sus datos se recopilen, se empaqueten y se vendan a terceras compañías y luego sean manipulados por políticos o compañías de publicidad. La manipulación de la información siempre ha existido y se llamaba propaganda. Pero ahora en la era de la posverdad ha adquirido un calibre tal que la trasciende. Es la creación de realidades alternativas y de grandes mentiras. Es Boris Johnson mintiendo después del referéndum del Brexit, Donald Trump asegurando que le robaron las elecciones en 2020, Putin diciendo que no va a invadir Ucrania. Yo soy optimista respecto al futuro de que seremos capaces de protegernos respecto a los charlatanes digitales.
P: El gran enemigo de los líderes 3P, ¿es el liberalismo? En las democracias, se encuentran a gusto y las manipulan a su antojo
R: Exacto. Ese es el campanazo que intentó dar con el libro. Alertarnos a todos de que ha aparecido esta nueva forma, autoritaria y dictatorial, de hacer política disfrazada de democracia. La tarea para los liberales que preferimos la democracia a la autocracia es luchar contra ella a través de los métodos que respeten la democracia pero que nos hagan menos vulnerables y menos ingenuos en la manera en que nos relacionamos con la información y las redes, por ejemplo.
P: Habla de la selección por sorteo para elaborar leyes como método de reacción contra el autoritarismo 3D, sin embargo, la población seguiría expuesta a los efectos de la postverdad
R: Hay todo tipo de cambios institucionales y políticos que se pueden adoptar para proteger a los consumidores y a quienes reciben mensajes políticos destinados a influir su conducta y su votación. Yo soy optimista porque creo que podemos utilizar las características descentralizadas de internet para llevarlos a cabo. Hay nuevas tecnologías, algunas existentes y otras en desarrollo, que van a facilitar que cuando tú recibas un mensaje esté validado y verificado por una combinación de tecnologías y organizaciones. No será como en el pasado con un censor en una oficina con un lápiz rojo. Serán cuestiones más relacionadas con la inteligencia artificial que otorgue calificaciones de veracidad al mensaje, cuál es la fuente y qué intereses hay detrás de eso. El objetivo es que te protejan a ti cuando te llegue un mensaje dándote un producto gratis a cambio de que les cedas tu información personal sobre hábitos de consumo, gustos, preferencias políticas… Yo creo que va a haber avances significativos en unos años y Europa ya está dando los primeros pasos y situándose en la vanguardia legislativa. Habrá innovaciones legales, institucionales y de hábitos de consumo de la información que nos protegerán más como ciudadanos, pero eso no implica que se vaya a solucionar todo el problema para siempre.
P: Califica Rusia como un estado mafioso y señala a Putin como Capo di tutti capi, así resulta difícil detenerlo por parte de Occidente
R: Putin y Rusia no van a salir incólumes de este error que cometió. A estas alturas, ya parece claro que a Putin no les están saliendo las cosas como tenía prevista. Y la reacción del mundo tampoco ha sido la que Putin esperaba con la típica burocracia lenta desde Bruselas, con diversidad de voces desde los países de la UE, que luego quedara en nada. Pero hemos descubierto una Europa que es una superpotencia y no lo sabía. Le han puesto unas sanciones a Rusia, y se van a aprobar más paquetes de sanciones, que no tienen precedentes en la historia de la humanidad. A raíz de esto, la Rusia de Putin va a ser mucho más pobre en los próximos 5-10 años. La clase media que se construyó en los últimos 30 años, va a caer precipitadamente. Esto supondrá una fuga de talento humano considerable, que empobrecerá el país. Las sanciones adoptadas y las que están de camino van a desenchufar a Rusia de la economía mundial. Eso no lo habíamos visto nunca. Las peores sanciones que se le impusieron a algunas dictaduras no tuvieron este alcance ni tenían el respaldo multilateral que están teniendo ahora. No es EEUU con un embargo a Cuba, es Europa, es Japón, es Suiza diciendo que no son neutrales… Algo que no hicieron ni con Hitler. Putin ha dado pasos irreversibles que no se pueden obviar ni pensar que aquí no ha pasado nada.
P: Señala que la eliminación de la limitación de mandatos es una de las prácticas preferidas de los autócratas, sobre todo en los sistemas presidencialistas, ¿un sistema parlamentario como el español está a salvo de esa deriva autócrata?
R: Es cierto, pero también hemos visto lo contrario. Es verdad que los sistemas presidencialistas caen más fácil en manos de los autócratas. Pero los sistemas parlamentarios no están a salvo, porque las mismas fuerzas empresariales y políticas que operan en los sistemas presidencialistas también están presentes en los sistemas parlamentarios. Aunque operen con más contorsiones, pero terminan llegando al objetivo buscado.
P: Alguno de los elementos que describe como propios de estos estados autocráticos como el control político de los jueces, la creación de élites empresariales afines al poder político, la tutela gubernamental de los medios de comunicación o las prácticas corruptas de depredación del estado están presentes en democracias consolidadas como el caso de España, ¿dónde está la línea roja que separa un estado autocrático de una democracia imperfecta?
R: Hay maneras y maneras de ocupar el poder judicial. No tengo dudas de que hay un control político en el nombramiento de los jueces. Pasa en EEUU y en cualquier país. Pero la clave aquí son los grados. En Rusia el poder judicial es un apéndice del Kremlin, total y absoluto. La Duma, la cámara baja rusa, no ha tomado ni una sola decisión en los últimos 30 años que contradiga el dictado de Putin. En el caso de España, podemos hablar de democracia defectuosa e imperfecta como cualquier otro país, pero la democracia en España funciona, por muchos defectos que tenga. Y la solución para arreglar estos problemas siempre es más democracia.