Si por algo se caracteriza Hollywood (al menos hasta ahora) es por no saber tratar a las mujeres que llegan a la madurez. Y ojo, que hablamos de cuando superan el umbral de los 40 años. Automáticamente pasan a ser madres, ya no tienen derecho a otros papeles. Y no les queda otra que luchar por una juventud eterna para que la industria del cine las siga llamando. ‘La sustancia’ nos habla de eso. Lo hace de una forma salvaje y gore, sí, pero con un mensaje muy potente sobre cómo funciona ese engranaje. Hay muchos ejemplos de actrices que han sufrido en sus propias carnes ese ostracismo de una industria que las encumbró un día para lanzarlas al olvido al siguiente. Meg Ryan o Demi Moore son algunos de los primeros nombres que nos vienen a la mente. Y también el de Renée Zellwegger.
La eterna Bridget Jones, que este San Valentín regresa con la cuarta entrega de la popular saga británica (‘Bridget Jones: loca por él’), nos ha dado grandes papeles a lo largo de su carrera. De hecho, tiene el honor de haber sido nominada tres años seguidos al Oscar a Mejor Actriz, algo que han conseguido actores de la talla de Jack Nicholson y Meryl Streep. Ahí están sus películas de ‘Cold Mountain’, por la que ganó el gran premio, ‘Chicago’ y la propia ‘El diario de Bridget Jones’. Una historia que no ha envejecido del todo bien, con tintes sexistas y misóginos, y que hoy en día se ve con otro prisma totalmente diferente al de 2001.
Los comentarios sobre su físico ya la asaltaron por entonces. Para interpretar a Bridget Jones en su secuela, la actriz tuvo que someterse a una dieta especial en la que comía la friolera de 20 donuts al día, según explicó The Guardian. Ese continuo vaivén de peso, como era de esperar, le pasó factura. Porque el público la recordaba con los mofletes de Bridget Jones y, cuando desaparecieron, perdió su magia.
Su cara en los ELLE Women In Hollywood Awards, en 2014, fue motivo de debate nacional. Y mundial. No hubo tabloide que no abriese con su rostro en portada. Incluso aquí en España se debatió sobre si se había operado o no, y si estaba mejor antes o después. "Ella parece una socialité con manicura perfecta, una actriz de éxito moderado, la benévola esposa de un político. La señorita Zellweger está hermosa, pero no se parece a la señorita Zellweger”, escribió el New York Times, por citar alguno de los medios que se cebaron con la actriz.
Un escrutinio de tal calibre que hoy en día, diez años después, sería impensable. La actriz negó siempre haberse sometido a algún tipo de cirugía estética. "Yo no miro la belleza de esa manera y no pienso en mí de esa manera. Me gusta mi peculiaridad extraña, mi mezcla de cosas extravagantes”. Así lo explicó en New York Magazine. "Siempre hay un juicio de valor sobre nosotras a ese respecto. Es como si de alguna manera eso fuera un reflejo de tu carácter, ya seas una buena persona, una persona débil o una persona auténtica. Y la implicación de que esos rumores significaban que, de alguna manera, necesitaba cambiar algo en mi vida porque no estaba funcionando... Eso me pone triste”.
Todos esos rumores y burlas provocaron que siguiera apartada de Hollywood. Un retiro que había comenzado en 2010 y que se alargó hasta 2016. Entre otras razones porque, según ella, “no soportaba mi voz”. Así lo explicó en una entrevista para VOGUE tras su reaparición. “Cuando estaba trabajando, pensaba: 'Dios mío, escúchate. ¿Estás triste otra vez, Renée? ¿Es esta tu voz de loca?'. Era vomitar las mismas experiencias emocionales”. Durante su ausencia de los platós, la actriz se dedicó plenamente a recuperarse emocionalmente, a centrarse en sí misma después de toda una vida poniendo el trabajo por delante. Estudió Derecho Internacional y hasta vivió una época en Liberia, desarrollando un programa escolar para mujeres jóvenes.
Todo ello le ayudó a volver con más fuerza que nunca. Primero con la tercera entrega de Bridget Jones, y unos años más tarde, con el biopic de Judy Garland, por el que ganó un más que merecido segundo Oscar. Pero, curiosamente, la actriz volvió a tomarse varios años alejada de las cámaras hasta que, en 2025, regresa de nuevo con Bridget Jones. Y, tras esta cuarta entrega, tiene en desarrollo la película ‘The Back Nine’, escrita y dirigida por Michael Patrick King, creador de ‘Sexo en Nueva York’.
Es cierto que al público le gustaría ver más a Zellweger en producciones de prestigio. Lejos quedan los 2000, donde encadenaba éxito tras éxito. Ya no solo en sus películas nominadas al Oscar, sino en comedias como ‘Yo, yo mismo e Irene’, ‘Abajo el amor’ o el drama ‘Cinderella man’, ésta junto a Russell Crowe. Su mirada repleta de ingenuidad pero su fuerza y presencia en la pantalla hacían un mix perfecto y el público se enamoró perdidamente de ella. Pero no le perdonó envejecer, como siempre ocurre en Hollywood.
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