La intrahistoria de 'Lo que el viento se llevó', un rodaje enturbiado por el racismo y la homofobia

Nunca ha habido ni habrá una película más grande que 'Lo que el viento se llevó'. Quizá la que más se acerque a su nivel de épica sea 'Titanic', una de las obras magnas de James Cameron.

Estrenada en 1938, y basada en la popular novela de Margaret Mitchell (ganadora del Pulitzer), es considerada una de las mejores películas de la historia del cine y, ajustando su taquilla a la inflación, sería la más taquillera de la historia, con cerca de 2000 millones de recaudación. Una historia más grande que la vida misma, la de Escarlata (Scarlett O'Hara en el idioma original), que encumbró a sus intérpretes a la categoría de estrellas, y que cumple este 15 de diciembre 85 años desde su estreno. Pero, como suele pasar en estos casos, el rodaje no fue un camino de rosas precisamente. 

Hace apenas unos años se retiró la película del catálogo de HBO MAX para luego añadirla de nuevo pero con una advertencia previa sobre los estereotipos racistas que podían verse en la historia. Esta decisión trajo mucha polémica, como todo últimamente, y llevó a gran parte de la comunidad cinéfila a un revisionismo exhaustivo de los clásicos del cine.

Hay que entender cada película en su época y en su contexto, y es cierto que 'Lo que el viento se llevó' hace una visión demasiado romantizada de la esclavitud y el racismo que asolaba el sur de Estados Unidos en el siglo XIX y principios del siglo XX. Aunque, durante su rodaje, no todos estaban de acuerdo con esta visión tan poco realista de cómo trataban a los afroamericanos en la historia.  

Al final, su autora, Margaret Mitchell, era una escritora blanca que se había criado con esas tensiones raciales muy de fondo, teniéndolas naturalizadas por completo, y en su novela, la trama se enfocaba en la historia romántica entre sus protagonistas.

Durante el rodaje, varias organizaciones contra el racismo y parte del elenco (más de la mitad era afroamericano) tuvieron sus peleas internas con el productor y incluso los guionistas. ¿Debían mostrar la crudeza real de la esclavitud, o dejarla de lado para no ahuyentar a los espectadores potenciales? "La visión errónea y romántica de la esclavitud, que se ha convertido en el legado central de la famosa película, asoma en la producción desde el principio hasta el final, prevaleciendo en muchas de las escenas cortadas del guion", explicó el historiador Vincent Kimel.

Tan importante era la parte racial en la trama de la película que incluso ayudó a que Hattie McDaniel, que daba vida a la criada Mammy, ganara el primer Oscar para una persona afroamericana (recordemos que, antiguamente, se pintaba a actores blancos de negro en vez de contratar a actores afroamericanos).

Eso sí, es infame la anécdota de aquella gala de los premios donde la actriz ni siquiera pudo sentarse en la misma mesa que el resto del reparto, pese a ganar el gran premio. Pero es que tampoco pudo asistir a la premiere de la película en Atlanta. ¿Razón? El cine era solo para gente blanca. Así que la película fue recibida con grandes elogios por parte de la sociedad blanca estadounidense, pero con críticas muy negativas por parte de la comunidad negra. Algunos la llegaron a comparar con 'El nacimiento de una nación'. Incluso la propia McDaniel fue criticada por haber aceptado un papel tan estereotipado, a lo que ella respondió: "Prefiero conseguir setecientos dólares a la semana representando a una criada, que siete dólares siendo una". 

Aparte de los problemas de racismo, 'Lo que el viento se llevó' tuvo muchos problemas con encontrar el director perfecto para adaptar bien la visión de su productor David O’Selznick. George Cukor, Victor Fleming y Sam Wood fueron los tres realizadores que estuvieron implicados en el rodaje, siendo el primero de ellos despedido a tres semanas de comenzar el rodaje (los rumores afirmaron que fue petición del propio protagonista, Clark Gable, incómodo con un director abiertamente homosexual como lo era Cukor).  

La elección del reparto para uno de los grandes melodramas de la historia de Estados Unidos tampoco fue algo sencillo. Katharine Hepburn era la favorita para hacerse con el papel de Escarlata, aunque también figuraban nombres como los de Bette Davis o Joan Crawford, pero finalmente el honor fue a parar a Vivien Leigh, convirtiéndose en uno de los iconos imperecederos del Hollywood clásico, ganando el Oscar a Mejor Actriz gracias a su interpretación dura y descarnada, con varias frases que han quedado para la posteridad. "Con solo mirarla una vez supe que era la indicada, al menos en su apariencia física", explicó Selznick. "Cuando tienes la imagen de alguien en tu cabeza y de repente ves a esa persona, no necesitas más evidencia. Nunca me recuperaré de esa primera vez que la vi". 

La película se llevó un total de 10 Premios Oscar, incluyendo Mejor Película y sí, Mejor Director, aunque solo para Victor Fleming, el único que ha figurado en los créditos durante varias décadas. Y, aunque el tiempo no ha sido muy justa con ella, sigue manteniéndose como una gran epopeya, como un melodrama romántico más grande que la vida misma y que, por cierto, no termina con un final feliz. Al menos no un final feliz al uso. Siendo conscientes de la época en la que fue rodada, hay muchos pecados que podemos perdonarle, y si hay algo que es cierto, es que sus más de tres horas de duración nunca se han aburridas. Olivia de Havilland fue la última del reparto en morir, en 2020, a la edad de 104 años, siendo la última gran estrella de ese primer Hollywood dorado que tantos mitos del cine ayudó a construir.  

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