Dicho y hecho. La Oficina de Prensa del Vaticano anunció que el Papa Francisco iba a reunirse con más de 100 humoristas del mundo entero y así ha ocurrido en la mañana de este 14 de junio. La audiencia estaba organizada conjuntamente por el Dicasterio vaticano para la Cultura y la Educación y el Dicasterio para la Comunicación el objetivo era ensalzar "el impacto significativo que el arte de la comedia tiene en el mundo de la cultura moderna".
Así, la ciudad del Vaticano se ha convertido en una suerte de escenario en el que se han concentrado actores, actrices y comediantes que han dedicado su vida a hacer reír a los demás. Y, entre ellos, además de estar el famoso presentador estadounidense, Jimmy Fallon, o la oscarizada actriz Whoopy Goldberg, también había queridas caras españolas como Cristina Castaño, Belén Cuesta, Sara Escudero Rodríguez o Victoria Martín.
De hecho, ha sido la propia Cristina Castaño la que ha narrado, emocionada, cómo ha sido el viaje y el encuentro con el Pontífice. Para ella, fue "un honor" ser una de las elegidas para el evento por su aplaudido papel en 'La que se avecina', y, una vez allí, ha publicado una foto junto a Jimmy Fallón, en la que asegura que el Vaticano les ha "citado muy pronto" y que los humoristas "apenas han dormido". Por su parte, el Papa ha estrechado la mano de sus invitados y les ha dedicado estas palabras:
"Cuando conseguís hacer brotar sonrisas inteligentes de los labios de un solo espectador, hacéis sonreír también a Dios. No es una blasfemia reírse de Dios, igual que jugamos y bromeamos con las personas que queremos. Lo importante es que se haga sin ofender los sentimientos religiosos de los creyentes, sobre todo de los pobres", ha dicho, en un encuentro distendido en el que, esta vez, no ha habido polémicas frases filtradas a la prensa. En este sentido, el Papa ha agradecido el "don precioso" del talento de estos profesionales y ha confesado que reza cada día con las palabras de santo Tomás Moro: "Dame, Señor, sentido del humor".
El evento en Vaticano ha tenido lugar poco después de las polémicas palabras que el Pontífice pronunció a puerta cerrada y por las que se ha visto obligado a pedir disculpas. Primero, por decir que "en los seminarios hay demasiado ambiente marica", cuyas declaraciones fueron filtradas a la prensa; y, segundo, por asegurar que en las parroquias, como en las congregaciones, es necesario evitar los cotilleos y, es esto contexto, que "los cotilleos son cosa de mujeres".
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