Los miembros del coro de Fuentearmegil, un pequeño pueblo de Soria de apenas 150 habitantes, viajan este viernes a Roma para cantar en la misa que este domingo, 11 de febrero, se celebrará en la Basílica de San Pedro, en el Vaticano.
Esta pequeña agrupación polifónica, que lleva cantando más de una década en esta zona de Castilla y León, está compuesta por gente mayor de Fuentearmegil y de varios municipios de la comarca, desde Alcoba de la Torre a Fuencaliente hasta Zayuelas y Langa de Duero.
En lo que se conoce ahora como la España vaciada, la mayoría de los 21 componentes del coro son octogenarios, como Rufino García, y septuagenarios, a los que esta experiencia, no cabe duda, les insuflará aire para continuar dando el do de pecho.
Se trata del aliciente que necesitaban después de que la pandemia de covid mermara el coro, que no deja de ensayar una o dos veces por semana a pesar del invierno y de las malas condiciones meteorológicas.
El director, Héctor Díez Berzosa, planteó a los miembros del coro que había que hacer algo, tras perder efectivos, al quedarse en quince de una veintena que eran. "¿Qué es lo más grande que podemos hacer? Pues cantar una misa en el Vaticano", ha recordado.
Fue entonces cuando Díez comenzó a preguntar a otros coros y a buscar direcciones de la Basílica de San Pedro para mandar correos. Meses después, ha logrado materializar la propuesta, que llega como caída del cielo. "Ni soñándolo", apunta Mari García Carro, una de las sopranos.
"La gente está muy ilusionada y también con muchos nervios y responsabilidad. El coro cantará entrada, aleluyas, ofertorios y acto. La Basílica te dice lo que hay que cantar. Te ponen unas condiciones y hay que mandar el repertorio para que te lo aprueben", ha explicado el director.
Díez añade que dicha actuación musical en el Vaticano coincide con el centenario de la creación del Cotorredondo, la unión de una serie de tierras y pueblos en torno a Fuentearmegil.
A Roma no podrán acudir todos los miembros habituales del coro porque la mayoría, de edad avanzada, tienen en algunos casos dependencia o tienen que atender a otras personas. Por ello, la expedición se ha completado con vecinos de San Esteban de Gormaz, El Burgo de Osma y la localidad burgalesa de Caleruega.
Además, será la primera vez que muchos de ellos cojan un avión por primera vez. Como equipaje, la emoción de cantar en la Santa Sede. Fermín Cabrerizo, integrante del coro, asegura que "es la cosa más grande de la vida".
El otro sueño de ellos es conocer al papa y poder saludarle. Aunque Lucía Sierra reconoce que "no hemos pedido audiencia", su compañero Rufino sí le ha enviado una carta a Francisco para "a ver si puede ser que nos reciba". A la espera de que se obre el milagro, toda una cuestión de fe.
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