Es una de las imágenes del día: la de Shakira entrando en la Audiencia Provincial de Barcelona para enfrentarse a un juicio por presunto fraude a la Hacienda española. El ministerio público pedía para la cantante ocho años y dos meses de cárcel por seis delitos de fraude fiscal y el pago de una multa de 23,5 millones de euros. Y ha sido una vez dentro de la sede cuando se ha confirmado una de las posibilidades que sonaban con más fuerza desde este fin de semana: que la cantante llegase a un acuerdo con la Fiscalía.
Este pacto implica aceptar la culpa, pagar una multa millonaria y evitar así el riesgo de prisión y la exposición pública que implica un proceso que se alargaría hasta el 14 de diciembre. Un reconocimiento del delito que echa por tierra sus años de lucha por demostrar que entre 2012 y 2014 no fue residente fiscal en España y que, por ende, no estaba obligada a pagar sus impuestos en el país de origen del que por entonces era su pareja, el futbolista Gerard Piqué.
Detrás de este acuerdo hay varios motivos de peso que, para ella, están muy por encima de defender su inocencia. Según el documento difundido por su defensa, encabezada por el penalista Pau Molins, sus hijos han sido claves a la hora tomar esta difícil decisión. "Tengo que escoger mis batallas y la más importante para mí ahora es hacer todo para que mis hijos vivan una vida plena y enfocarme en lo que es realmente importante: verles crecer y pasar tiempo con ellos", ha explicado.
Su deseo es ahorrar que Milan y Sasha, de diez y ocho años respectivamente, se vean sometidos "a la angustia de ver a su madre en un juicio penal con el desgaste que esto supone". "Ellos mismos me lo han pedido", ha confesado, "y por ellos he tomado la decisión". "Han vivido tiempos muy duros y quiero que me vean feliz por fin y mirar juntos hacia el porvenir", ha declarado.
Esta opción de última hora no era la que tenían prevista ni Shakira ni su equipo de abogados. Ambas partes estaban convencidos de que se enfrentaban a "un juicio ganador". Sin embargo, según se fue acercando la fecha, la de Barranquilla tuvo que poner en una balanza si le compensaba "seguir peleando hasta el final", "hipotecando" su tranquilidad y la de sus hijos, dejando de hacer canciones, álbumes y giras y perdiendo la oportunidad de disfrutar de su carrera, que en estos momentos atraviesa por uno de sus mejores momentos.
Tras mucho meditarlo, su conclusión fue que "no es triunfo ganar si el precio es que te roben tantos años de tu vida". De ahí que apostase por "pactar, cerrar y dejar atrás este capítulo de mi vida mirando hacia delante".
Ahora que se conoce este punto y aparte cobra más sentido que nunca lo que expresó sobre el escenario del Fibes de Sevilla al recibir un Latin Grammy. "Quiero dedicar este premio a mis hijos, Milan y Sasha, porque les he prometido que voy a ser feliz, que van a tener una mamá que va a sonreír con toda su risa, porque se lo merecen. En el pasado ya no hay nada, solo se recuerda el futuro", manifestó eufórica hace apenas cuatro días.