A falta de una definición en la RAE del género no binario (ya está tardando), en Yasss hemos hablado con dos personas que se identifican plenamente con esta nueva etiqueta que busca, precisamente, librarse de las etiquetas. Elles son Darko Decimavilla y Celia Fernández, fundador de la asociación No Binaries España y una de las jóvenes que hablaron con el Papa Francisco, respectivamente, a los que nos dirigimos con la letra "e" porque así lo desean y porque es un esfuerzo de inclusión que nos cuesta exactamente un segundo de adaptación.
De cara a la celebración del Orgullo de este 2023, para el que contamos los días y las horas, Darko y Celia nos ayudan a entender que ser NB - un abanico donde caben distintas identificaciones como el queer, bigénero, el género fluido o el trans – no quiere decir en absoluto que uno nade en la neurosis diaria de sentirse hombre, mujer, y otra vez hombre:
“Los no binarios somos personas que no nos definimos ni como hombre ni como mujer, al menos, no todo el tiempo, ni en su totalidad. Eso no quiere decir que yo me levante un miércoles como hombre y mañana como mujer, es algo mucho más espaciado en el tiempo”, explica Darko.
Y Celia añade: “Ser NB es ver a un chico y no verme reflejade en él y ver a una chica, y tampoco. Es un proceso muy interno, pero que puede tener distintas expresiones de género: cómo caminas, cómo te sientas o cómo vistes. Hay no binarios que se visten de forma muy femenina, otros más masculina. Yo, por ejemplo, me visto según me apetezca y, por eso, cuesta clasificarme”.
La clasificación de género – dictada por los genitales de nacimiento – es, precisamente, lo que este colectivo pretende evitar. De ahí, la importante labor de pertenencia de la asociación, un espacio común al que han llegado muchos jóvenes que, por fin, han podido decir ‘Sí, soy’. Una identificación a la que no se llega tan fácilmente cuando naces en los años ’80, que en los 2000. Aunque, huelga decir que, comparando las vivencias de nuestros dos entrevistades, que se llevan casi 20 años de diferencia, hemos detectado los mismos tabúes, miedos, barreras y, lo que es peor, la misma soledad al respecto.
Tanto Darko como Celia aprovecharon su intervención en un programa de televisión (‘First Dates’ en el primer caso y ‘Amén, Francisco responde’, en el segundo) para salir del armario y decirles a sus familias que son no binaries. Podría pensarse que Celia, habiendo nacido en una familia pos milenio, contaba con el colchón de la modernidad, pero la reacción de sus seres queridos fue prácticamente la misma: todos, aunque no lo entendieran, lo aceptaron con amor y cariño y fue- sorprendentemente - en el caso donde Celia donde el prejuicio interiorizado pudo generar más algo más de tensión:
“Cuando le dije a mis padres que era lesbiana, antes de identificarme también como no binaria, hubo un silencio muy tenso, fue como una tormenta y no se habló del tema durante unas semanas”, ha dicho en la entrevista. Darko, sin embargo, obtuvo una buena acogida familiar sobre su nueva etiqueta y hasta el sabio "consejo de su abuela", que le advirtió muy típicamente que su cita de la tele no le gustaba "nada" para él.
Ambes mantuvieron su identidad de género en secreto durante mucho tiempo pero, por lógica y edad, Darko ha sufrido mucho más. "Yo llegué al término no binario muy tarde, a los 26 años; que no es ni la edad actual que tiene ahora Celia. Cuando lo entendí, sentí que había perdido gran parte de mi vida y, por eso, me alegro de que, ahora, se hable de esto en programas de tanta audiencia como en un documental sobre el Papa", ha dicho de labor de su amigue.
La mayor diferencia que ven entre elles es la del acceso a la información y, por tanto, "a las referencias", algo que ayudan a paliar con su activismo, lucha y con esta entrevista. Su pugna se centra ahora en la petición de una tercera casilla en el DNI para todes aquelles que no se sientan ni hombre ni mujer pero, teniendo en cuenta lo mucho que le costó al Ministerio de Igualdad, por el que se sienten "totalmente protegides", permitir el cambio de nombre y sexo en el registro, tienen por delante una épica batalla en pro de la comunidad.