La lucha por la igualdad se ha convertido en una meta que atraviesa todas las áreas de nuestra sociedad, incluyendo el sector audiovisual. Son muchas las voces que denuncian la falta de representación de las mujeres en el cine, también en España, así como la escasa representatividad de las mujeres en cargos de responsabilidad dentro de esta industria. La desigualdad salarial es otro aspecto clave. De todo ello trata cada año el Informe CIMA que, en su versión de 2021, aborda cuáles son los retos para el mundo del cine desde el punto de vista del feminismo.
El estudio de la Asociación de mujeres cineastas y de medios audiovisuales (CIMA) correspondiente a 2021, el último disponible, aborda un total de siete objetivos de estudio estructurados en torno a tres grandes bloques o capítulos: representatividad de las mujeres en los principales cargos de responsabilidad, aspectos económicos y largometrajes liderados por mujeres y la representatividad de directoras y guionistas en los reconocimientos públicos.
En materia de representatividad de las mujeres en la ocupación de la estructura laboral, la conclusión es clara: el sector del largometraje español es un "sector masculinizado donde se reproduce de manera literal la segregación laboral vertical y horizontal en base al sexo de cada profesional." Estas características se encuentran a lo largo de todos los años estudiados e independientemente del género cinematográfico en el que se trabaje.
El año 2021 destaca porque la representatividad de mujeres en siete de los doce cargos estudiados llegó a alcanzar porcentajes superiores al resto de los años. Sin embargo, el crecimiento medio del sector es "lento", de un uno por ciento al año si referimos a los cómputos totales.
En cuanto a los aspectos económicos relativos, en la mayoría de los casos, a formas de financiación para los largometrajes, los resultados hablan de la "existencia de una brecha económica de género transversal a cualquier cuestión específica a la que nos acerquemos." Si hablamos de costes de unos largometrajes frente a otros, obtenemos que las mujeres trabajan con cuantías que suponen la mitad de los importes con los que trabajan los largometrajes que están liderados por hombres.
Si hablamos de los sistemas de subvenciones estatales, autonómicas o específicas del programa Ibermedia (dedicado al estímulo a la coproducción de películas de ficción y documentales realizados en 23 países iberoamericanos, incluyendo a España), "prácticamente encontramos lo citado anteriormente: brechas que oscilan sobre el -50 por ciento."
Como nota positiva, el informe destaca que, en estas líneas de ayuda, la representatividad de títulos liderados por mujeres es cada vez mayor, coincidiendo con la aplicación y desarrollo de los baremos de género en la mayoría de los casos. No obstante, no hay que olvidar, según CIMA, que la representatividad "ha de ir acompañada de dotación presupuestaria", ya que "sin igualdad económica, no hay igualdad."
El informe también identifica, a través del estudio de esta variedad de subvenciones, algunos factores que condicionan la acentuación de las brechas económicas de género transversales al sector del audiovisual. Estas brechas están relacionadas con una presencia más elevada de títulos liderados por mujeres en los géneros cinematográficos que menores costes manejan y presentándose, con más frecuencia, a los tipos de ayudas donde los requisitos económicos de acceso son inferiores, y donde también son inferiores las cantidades económicas que se reciben.
Por todo ello, el informe concluye que existe una dificultad añadida para las mujeres de llegar a puestos de liderazgo dentro del sector del largometraje que se une a una serie de superposiciones de situaciones de desigualdad económica para financiar sus proyectos. "Pese a ello, el trabajo que realizan llega a ser reconocido, en la mayoría de los casos, a través de festivales nacionales e internacionales, ya que se identifica un sesgo de reconocimiento cuando este procede de los premios nacionales", asegura CIMA.
En el 2021, la frecuencia de reconocimiento al trabajo de directoras y guionistas en festivales fue de 38 de cada 100 frente a una proporción de 13 de cada 100 obtenida por sus compañeros análogos de profesión. Por parte de los tres premios de carácter nacional, en aquel año año no se reconoció a ninguna mujer que ocupara estos puestos.
En la ampliación de estudio sobre el histórico de los premios nacionales, desde su primera celebración en 1980, estos han recaído sobre mujeres en un 20 por ciento de las veces que se han otorgado. No obstante, en su gran mayoría han reconocido a mujeres que ocupan los cargos actorales, en un 76 por ciento de las ocasiones, y la labor de directoras y/o guionistas en un 7 por ciento. De esta ampliación, se concluye también la necesidad de ampliar el objeto de estudio, sobre el reconocimiento que reciben las mujeres por el desempeño de cualquier cargo vinculado al sector del largometraje.