El pez muere por la boca o en este caso por bocazas. Kanye West, ha sido suspendido de Instagram por un mes, tras publicar la fotografía de una conversación virtual en la que hablaba de forma despectiva sobre empresarios judíos, según informó un portavoz de Meta a la prensa estadounidense. Pocos días antes, Twitter tomaba la misma decisión contra el rapero.
Kanye West perdió el contrato con Adidas y Balenciaga, que no quieren vínculos con el rapero que hizo declaraciones en las que ha expresado su disgusto con ejecutivos del entretenimiento de origen judío y ha hecho declaraciones antisemitas.
West en las últimas semanas ya había compartido teorías de conspiración antisemitas con el presentador de Fox News, Tucker Carlson, y más tarde, en las redes sociales, amenazó con matar judíos.
Después de que Adidas cancelara el contrato millonario con el artista, de 45 años, considerado uno de los más grandes del hip hop del siglo XXI, intentó subir a Instagram una conversación que Meta, propietaria de Instagram consideró antisemita.
En la conversación, West revelaba un intercambio de mensajes de texto con Russell Simmons, cofundador de la discográfica Def Jam Recordings, en la que este pedía a West "reconstruir el negocio" a lo que el polémico músico le respondía con una afirmación considerada antisemita para Meta, que decidió suspenderle la cuenta durante 30 días.
El músico negro, que estuvo casado con Kim Kardashian, en las últimas semanas se ha lucido con frases y afirmaciones antisemitas, como definir “mafia mediática clandestina judía” y asegurar que “todas las celebridades tienen judíos en su contrato”. También afirmó que su vida fue amenazada por sus gerentes, abogados y contadores judíos debido a sus creencias políticas.
Kanye West se buscó el odio de la comunidad afroamericana cuando culpó a George Floyd en Minneapolis, Minnesota, de su muerte por el consumo de fentanilo y no a consecuencia de la violencia policial, como determinó la autopsia.
El rapero, denunciado por la familia de Floyd, apareció en un público con una camiseta en la que parafraseaba la consigna contra el racismo policial de Black Lives Matter (las vidas negras importan) por otra en la que se leía 'Las vidas blancas importan'.