Han pasado más de cuatro décadas desde que George Lucas sorprendiera al mundo a finales de los setenta con la que a la postre ha sido una de las franquicias más rentables, veneradas y aplaudidas de la historia del cine. “Star Wars” arrancaba con La Guerra de las Galaxias bajo la curiosa particularidad de un denominado “Episodio IV”, dentro de una franquicia que conllevaría dos partes más, una mejor si cabe “El imperio contrataca” (1980) y el final de la misma, “El retorno del Jedi” (1983).
Lucas tardó más de veinte años en descubrirnos el inicio de la historia con el “Star Wars: Episodio I - La amenaza fantasma”, arranque de una nueva una trilogía en forma de precuelas en la que conocíamos más del universo Jedi de la mano de un pequeño Anakin Skywalker, en una saga que cuenta el aprendizaje del pequeño por parte de Obi-Wan Kenobi, y su salto al lado oscuro para acabar convertido en uno de los más temibles villanos del celuloide, Darth Vader, historia que recientemente ha retomado la serie “Obi-Wan Kenobi” de Disney +.
El resultado de las tres nuevas cintas fue del todo irregular, perdiendo la esencia clásica en favor de la tecnología y un guión menor que dejó muy frío a la legión de nostálgicos que crecieron con la trilogía original.
En 2015 llegaba el turno para recuperar la emoción con J.J. Abrams a la dirección de la primera entrega de una nueva trilogía. En este caso hablamos de las secuelas de las originales, muchos años después de la destrucción de la Estrella de la Muerte tras la Batalla de Endor. La Alianza Rebelde es ahora la Resistencia que combate como puede a la siniestra Primera Orden liderada por Snoke y un nuevo Jedi del lado oscuro, Kylo Ren, hijo de la Princesa Leia y Han Solo.
Aunque la nostalgia puede ser un gran aliado de la fuerza, no resultó del todo poderosa para convencernos en tres entregas que fueron de más a menos y que en conjunto, valiéndose de un paralelismo excesivo con las originales décadas después, no fue esperado, amén de la dificultad que entrañan las comparaciones tras la trilogía inicial de Lucas.
Con la llegada de la plataforma de streaming de Disney, el universo Star Wars se ha revitalizado y encontrado una nueva ventana en la que seguir expandiendo sus tentáculos entre los millones de fans repartidos por el mundo alrededor de la franquicia. Además de las series animadas, el mundo de Lucasfilm nos ha propuesto ya varias series con las que poder profundizar en todo ese legado.
Con dos temporadas hasta el momento, el western espacial “The Mandalorian”, interpretado por Pedro Pascal y creado por Jon Favreau nos sorprendía con un entretenimiento espectacular, de capítulos cortos, ritmo sosegado y una historia que ha encontrado en el pequeño Baby Yoda toda una figura de la nueva cultura pop con la que traspasar las barreras de la línea fan.
“El Libro de Boba Fett”, por su parte, nos muestra un spin-off de la propia The Mandalorian, adentrándonos en la historia del conocido cazarrecompensas de la franquicia original, Boba Fett, de ritmo y trasfondo irregular, que rebusca en la nostalgia y que ha dividido a crítica y fans.
La penúltima en llegar ha querido ofrecer el tono más nostálgico de todas, luciendo espectacularidad para reclamo de uno de los personajes más famosos y queridos por la tribu fan: “Obi-Wan Kenobi”. La baza corre a cuenta de recuperar a Ewan McGregor en el papel protagonista y Hayden Christensen en el de Darth Vader. El primero vive oculto dejando atrás su historial Jedi y desconociendo la supervivencia de Vader. El segundo continúa mientras tanto buscando al que fue su maestro para ejecutar su venganza. Una aventura que muestra su músculo en su final en una especie de quiero y no puedo que hemos mantenido durante toda la primera temporada.
Andor, una nueva y sorprendente esperanza
La recién estrenada nueva serie de la compañía, “Andor”, supone todo un soplo de aire fresco que deja entrever que hay mucho más (y mejor) más allá de la historia Skywalker y los Jedi, porque ante todo Star Wars es una franquicia de aventuras que no debe tapar ese recorrido que marcó, de manera notable, “Rogue One: Una historia de Star Wars”. El film de 2016 marcaba sin duda un camino que no se ha sabido explotar después con una cinta que sorprendió a propios y extraños y que se ubicaba justo antes de la construcción de la Estrella de la Muerte. La nueva serie es una aventura sucia en forma de guerra de guerrillas que, de forma acertada, y tras los primeros tres episodios, sabe recuperar la mejor esencia de Rogue One y el tino de The Mandalorian.
Diego Luna retoma el papel de Cassian Andor para una serie bélica cuyos primeros episodios están dirigidos por Tony Gilroy, que acota el universo de la saga presentando una aventura situada antes de lo que vemos en la película, donde los blásters, naves a la velocidad de la luz y todos los elementos que le conocemos a Star Wars están muy presentes en una especie de thriller político.
Destaca la construcción profunda del personaje principal y de aquellos que rodean a su aventura, la cual se rodó como localización fuera de Londres durante la pandemia, para ir dando coletazos de lo que a la postre sería la conocida Revolución de Star Wars. No esperéis una serie contada a toda velocidad, ya que como ocurriera en Rogue One, es una serie cocinada a fuego lento, debemos ir predispuestos a una estructura más dilatada de intensidad creciente y puesta en escena gris, donde la clase trabajadora está explotada y la muerte se encuentra muy presente en un terreno muchas veces sombrío.
“Andor”, que tendrá una segunda temporada que grabarán a partir de noviembre, es sin duda y a falta de la continuidad que le darán los siguientes capítulos, uno de los mejores productos Star Wars de los últimos años, una perfecta forma de presentar rebeldía galáctica dejando de lado los postulados de la saga original y mirando, sin miedo y con orgullo, al entretenimiento de Rogue One. Que la fuerza os guste y acompañe.