Antes de que llegue el frío por completo conviene asegurarse de que todos los sistemas de calefacción funcionan correctamente, porque si lo dejamos pasar, podemos encontrarnos con que estén averiados en el momento de necesitarlos y tener que esperar varios días pasando frío hasta que un técnico o experto pueda arreglarlo.
Esto hace que sea una buena idea probarlos con tiempo, cerciorarnos de que todo está bien y, una vez que el frío cale en las viviendas y comencemos a tener que poner la calefacción porque las mantas en el sofá y los calcetines gordos no son suficientes, esta esté en las mejores condiciones. Esto también sirve para otros lugares en los que hay calefacción, como los vehículos.
Uno de los elementos que pueden fallar es el termostato, además no suele ser nuestra primera opción, por lo que podemos pasar un tiempo buscando cuál es el problema sin encontrarlo. Hay algunas señales que nos indican que no funciona, algunas indicaciones que podemos buscar para descartar o confirmar que el problema se encuentra aquí.
Además de afectar al confort de nuestro hogar, los daños en los termostatos también pueden influir en las facturas de energía, por lo que conviene asegurarse de que todo marcha bien. Hay algunas señales que nos indican que no es así y la primera de ellas es también la más evidente, se producen cambios bruscos en la temperatura, tanto que estar sean muy bajar y sintamos frío como que haga un calor sofocante. Estas fluctuaciones de temperatura pueden indicar daños en el sensor.
También puede ser una señal de que el sistema no funciona correctamente, que no se apague al alcanzar la temperatura seleccionada, lo que indicaría que hay problemas en la máquina al comunicar la orden que estamos dando. Esto hace que sea imposible poder graduar la temperatura de nuestro hogar como nosotros queremos, que la calefacción funcione durante muchos más tiempo del que nos interesa y, por tanto, supone un gasto mayor del que teníamos planeado, lo que puede ser una desagradable sorpresa cuando llegue la factura correspondiente.
Otro problema habitual, que está muy relacionado con el anterior y es claro signo de avería, es que la calefacción no se encienda cuando intentamos que así sea o que se apague antes de alcanzar la temperatura que hemos seleccionado. Esto consigue que nuestro hogar nunca sea el lugar confortable que podría ser, pues el resultado es que no lograremos la temperatura que deseamos y con la que podemos estar cómodos en casa.
Además de aumentar las facturas, estos fallos en el termostato pueden causar un sobrecalentamiento, lo que pondría en peligro otros elementos del sistema, como la caldera o las tuberías, lo que podría suponer un mayor riesgo en el hogar. Lo mejor es estar pendiente de que todos los elementos funcionen de manera correcta, con un mantenimiento y revisión regulares y, en caso de notar algún problema, buscar una solución cuanto antes, para que no vaya a más.