Estas etiquetas o distintivos ambientales se han establecido para clasificar los vehículos en función de su eficiencia energética. En algunas ciudades se emplea este distintivo para restringir el tráfico en los días de alta contaminación, prohibiendo la circulación a los vehículos que carecen de ella.
La colocación de este distintivo es voluntaria, sin embargo, su función es facilitar el reconocimiento de los vehículos más ecológicos de un vistazo, por lo que si no lo llevas, aunque el vehículo cumpla los requisitos, no se disfrutará de algunos de los beneficios asociados a lucirla, como puede ser que los agentes lo reconozcan como válido para circular de un vistazo y no pongan impedimentos.
Llevarlo es voluntario, pero ante las ordenanzas municipales que regulan o limitan la circulación de vehículos en función del distintivo que tenga, lo mejor es llevarlo puesto para facilitar la circulación. Si no lo llevas visible, no es posible beneficiarte de las ventajas que conllevan los diferentes distintivos.
Existen cuatro distintivos ambientales y se distribuyen en función de la eficiencia energética de los vehículos. Esta clasificación incluye, de menos a más eficiencia:
Quienes tengan un vehículo al que le corresponde una etiqueta B, ¿podrían conseguir que a su vehículo le correspondiera una etiqueta C, señalando una mayor eficiencia energética?
En las grandes ciudades, los vehículos con etiqueta B son los grandes perjudicados por las restricciones. En Madrid y Barcelona quedarán vetados en unos pocos años. No obstante, es posible que un vehículo con etiquetado B pueda pasar a lucir el distintivo verde, siempre y cuando cumpla con algunos requisitos, para lo que es necesario mirar su ficha técnica.
Existen dos criterios clave para definir que un vehículo lleve una etiqueta u otra. Uno de ellos es el año de matriculación, pero no es el más importante, el requisito clave es que el motor del coche cumpla con la normativa Euro 4 o superior. Esto, como hemos señalado anteriormente, se puede verificar en la ficha técnica del vehículo, aunque también se puede consultar con el fabricante si lo primero nos parece más complicado.
Una vez comprobado que el vehículo cumple con los requisitos de emisiones, habrá que solicitar un certificado de conformidad en un concesionario oficial de tu marca, este certificado acreditará que el vehículo cumple con la normativa Euro 4 o superior. Después habrá que solicitar el cambio en las oficinas de la Dirección General de Tráfico (DGT). Procesada y aceptada la solicitud, podrás actualizar la etiqueta de tu vehículo y gozar de mayor libertad de movimiento.