El aumento de las temperaturas de los últimos días ha provocado una invasión de polillas en Madrid, que resultan inofensivas pero molestas, mientras que en Cataluña ha hecho que se adelanten las plagas tanto de cucarachas como de mosquitos tigre. Esta última especie ya se ha establecido en 40 provincias españolas y la solución para frenar su avance podría estar en una bacteria.
Aunque existen plantas que ayudan a repeler a los mosquitos y otros insectos, no cabe duda de que el verano, cuya llegada está a la vuelta de la esquina, es la época propicia para su aparición. Su presencia se concentra tanto en las zonas húmedas como en las cálidas, por lo que parece inevitable recibir al menos una picadura durante la temporada estival.
Y eso con suerte, puesto que hay personas más propensas a las picaduras debido a su aroma, al dióxido de carbono que exhalan al respirar y a las sustancias químicas que contiene el sudor. En cuanto a las picaduras, hay que tener mayor precaución con los niños ya que son más sensibles a una posible reacción.
Las picaduras, señala el Hospital Universitari General de Catalunya, son las ronchas que surgen después de que el mosquito perfore la piel para alimentarse de la sangre. En general, desaparecen a los pocos días por sí solas. No obstante, en algunos casos pueden producir hinchazón, dolor e irritación.
A pesar de que se tomen medidas de precaución, las picaduras son bastante frecuentes. Para su tratamiento existen una gran cantidad de recomendaciones y remedios, tanto médicos como caseros. El servicio de dermatología del citado hospital aconseja cómo actuar:
Si tras aplicar estas pautas no se observa una mejoría o si se da una hinchazón mayor, es importante acudir a un centro de salud con el fin de que se valore si es necesario el uso de corticoides orales.
En el caso de las personas alérgicas a las picaduras, es recomendable llevar jeringas precargadas de adrenalina e instruir al entorno más cercano para que sepan administrarlas en caso de urgencia.
Si bien es cierto que hay muchas medidas que nos pueden ayudar a evitar las picaduras, no existe una que sea eficaz al 100%. Por ello, desde el Grupo Hospitalario Quirón destacan las más aceptadas:
Los insecticidas en espray, indican, son los más empleados en los hogares. Producen la parálisis y muerte rápida del insecto, siendo inofensivos para los seres humanos y el resto de mamíferos. Su inconveniente, subrayan, es que sólo actúan durante unos segundos.
Los vaporizadores o difusores son dispositivos que difunden de manera continua el insecticida y resultan la mejor opción. Lo mejor es enchufarlos, aproximadamente, media hora antes de acostarse y dejar la puerta o ventana abierta. Si hay que dormir con todo cerrado, debe ir a la cama habiéndolo desenchufado.
Los repelentes, apuntan, son sustancias químicas que funcionan de forma diferente a los insecticidas porque no matan a los mosquitos sino que interfieren con sus receptores impidiéndoles que puedan olernos y picarnos.
El más usado es el DEET, aunque también existen productos naturales como la citronela y el eucalipto. Una aplicación puede durar unas tres horas, pero su hándicap es que sólo funciona en las distancias cortas. Son los más indicados para utilizar en el exterior.
En el caso de los niños muy pequeños, concluyen, es mejor protegerlos con mosquiteros de tul antes que aplicarles este tipo de repelentes químicos.
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