En el día a día estamos ya muy acostumbrados a comprar online cualquier cosa que necesitemos, tanto si acudimos a empresas oficiales para adquirir productos de primera mano como si nos decantamos por el mercado de segunda mano, en el que aplicaciones como Wallapop, Segundamano, Vinted y tantas otras, registran miles de compraventas a diario.
Tiene su lógica optar por el mercado secundario: menor precio, posibilidad de regateo y de adquirir productos seminuevos en las mismas condiciones que el original, envíos a costo competitivo en una gran mayoría de casos y facilidades de pago a través de la función de monedero. ¿La letra pequeña? El miedo de quienes compran a caer alguna estafa que imita de forma bastante hábil al perfil de un vendedor o vendedora serio.
¿Cómo podemos evitar que nos estafen al comprar de segunda mano?
Hay que optar por aquellas que sean conocidas por su fiabilidad y que ofrezcan medidas de protección al comprador. Otro buen consejo es investigar las políticas de seguridad y resolución de disputas de la empresa para asegurarnos de que estamos protegidos en caso de problemas y que los productos cuentan con seguro.
Al margen del sentido común (en internet no hay que facilitar más información de la estrictamente imprescindible), nunca debemos compartir con el vendedor información sensible: DNI, número de tarjeta de crédito o cuenta bancaria.
De hecho, todos los marketplace de confianza tienen pasarelas de pago seguro en las que podemos realizar transacciones con tarjeta de crédito, Paypal o Bizum sin revelar ningún dato personal que nos comprometa. Ese es el consejo de muchos expertos: cerrar cualquier acuerdo de compraventa utilizando el entorno seguro de la web y sus herramientas oficiales: pasarela de pago, monedero, chats, sistema de envío, seguro del producto y política de devolución.
Del mismo modo, si vamos a quedar en persona con el vendedor para intercambiar el producto es recomendable hacerlo en un lugar seguro: siempre un espacio público, y recomendable también haber mantenido una conversación antes a través del chat para comprobar que su forma de comunicarse y sus respuestas nos generan confianza.
Los expertos no recomiendan facilitar el número de teléfono personal y, por extensión, el Whatsapp, aunque hay muchos usuarios de estas plataformas que desoyen este consejo y cierran el acuerdo en aplicaciones de mensajería, al margen del entorno seguro de la plataforma.
Hoy en día, muchas de las plataformas de segunda mano más utilizadas ofrecen garantías de reputación, en las que deberíamos fijarnos antes de realizar cualquier compra. Desde el sistema de valoración por estrellas por el que vendedores y compradores se califican hasta los perfiles verificados, aquellos donde quien compra y quien vende proporciona un número de teléfono, una dirección de correo electrónico válida y enlaza a su cuenta otros perfiles en redes sociales. Hay que fijarse en el número de productos que vende la cuenta, las fotografías, los comentarios de otros usuarios (muy importante), el número de transacciones y las valoraciones.
Si cumple varios de estos puntos, será señal de que estamos ante un perfil legítimo. Si no cuenta con reseñas de ningún tipo, la foto es sospechosamente neutra y no tiene transacciones previas, será momento de desconfiar.
El dicho dice que nadie ‘da duros por pesetas’, y quien compra con olfato en el mercado de segunda mano sabe que esto es ley. Los productos rebajados al 70%, 80% o 90% de su precio original deberían invitarnos a desconfiar. O hay una tara escondida que el vendedor no está incluyendo en su anuncio, o quiere atraer incautos a través de una oferta demasiado buena para ser verdad.
La preocupación habitual de quienes compran en el mercado secundario es que el producto en cuestión funcione bien. Otra pista de que probablemente estamos ante una estafa es la escasez de fotografías. De partida, un producto debería tener al menos dos; tres es lo recomendable, y un truco para detectar si nos la están colando es pedir fotografías nuevas al vendedor que muestren que, efectivamente, el producto existe y estamos recibiendo pruebas gráficas del mismo en tiempo real. Esto es especialmente importante en cuentas que ofertan productos con fotografías sacadas del catálogo de la web oficial, donde el objeto destaca sobre un fondo blanco (por ejemplo, una consola)
Para productos electrónicos, es recomendable solicitarle al vendedor un video para que demuestre que el producto funciona. De esta manera sabremos que hablamos con una persona real que ofrece algo verificado. Si se niega, tarda demasiado o se muestra reticente, es mejor descartarlo.