Cada vez hay más iniciativas para concienciar sobre un consumo responsable de la ropa, y darle una segunda vida a esa ropa que no utilizamos. Comprar ropa de segunda mano ya no es una cuestión de necesidad. Ahora ya es cuestión de compromiso, concienciación, moda y también de obligación.
A partir del 1 de enero del año que viene la Unión Europea obligará a darle una solución a las 12 millones y medio de toneladas de residuos textiles que se generan. Una de las soluciones es, por ejemplo, abrir un comercio de ropa de segunda mano, un mercadillo benéfico y consumir ropa de segunda mano. En España, por ejemplo, se recicla el 10% y somos de los países más punteros, pero aún hay mucho que hacer.
Vestidos, pantalones y faldas son colgados de nuevo en perchas de mercadillos solidarios después de haber tenido una larga vida en armarios dónde ya no se necesitan. Con el dinero que se obtiene en estos mercadillos benéficos se ayuda, como es el caso del que informa Javier Villanueva en Informativos Telecinco, se ayuda a los refugiados climáticos. Otro ejemplo de segunda vida para la ropa que ayuda de forma benéfica sería el compartido en redes sociales por Sueños Azul y Rosa:
La acumulación de residuos textiles comienza con un gesto muy básico, abrir y depositar una bolsa en el contenedor habilitado para el reciclaje de textiles. Dawda Jassey, trabajador de Arropa-Cáritas en Valencia, señala que le parece increíble encontrar las cantidades de ropa que se encuentra todos los días. "Al final me quedé flipado" afirma, el joven. El lugar de España en el que más se recoge y se recicla ropa usada es en la planta habilitada para esta función que se encuentra en Valencia.
Cáritas tiene repartidos por toda España más de 8.000 contenedores de ropa de ropa usada. Con ellos se consiguen 44.000 toneladas de textil, lo que supone el 40% de todo el que se recoge en nuestro país. Así lo informaban Pelayo Ortiz y Jorge Hernández en Informativos Telecinco.
María Georgina Navarrete, trabajadora de Cáritas Valencia, explicaba el funcionamiento de algunas de las máquinas con las que cuenta la instalación. Existe una que detecta el contenido de las fibras, si tiene un 80% de algodón o poliéster, por ejemplo.
Estas instalaciones no solo le hacen un favor el planeta mediante el reciclaje, sino que también dan empleo a un grupo muy marcado de la población. Se trata de mujeres mayores de 45 años con estudios básicos. Para Gelardine Mejía, ha significado mucho, porque según explicaba ella "un contrato de un año, fuera de esta empresa ahora mismo... ".
El viaje de estas prendas continúa hasta las tiendas de ropa de segunda mano, que llegan a generar 1.400 puestos de trabajo. Más de la mitad, el 55% de ellos, está destinado a personas en situación de vulnerabilidad, lo que permite a chicas como Yulieth Fonseca, trabajadora de Coopera-Cáritas Valencia, tener segundas oportunidades.
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