Los cambios de presión que se experimentan durante el vuelo, sobre todo al despegar y al aterrizar, pueden hacer que nos duelan los oídos o que sintamos incomodidad, además también puede causar sensación de obstrucción, haciéndonos sentir que tenemos los oídos taponados.
Este es un problema común que afecta a muchas personas, pero eso no lo hace menos molesto, por suerte hay algunos trucos que podemos poner en práctica para evitarlo o reducirlo.
Las causas por las que estas molestias se producen son muy variadas porque, además de a los cambios de presión, también puede deberse a una acumulación de cera, una inflamación de la trompa de Eustaquio o una infección del oído que bloquee el flujo de aire. También puede producirse porque la persona tiene una gran sensibilidad a los cambios de presión.
Para evitar o suavizar esto hay algunas cosas que podemos hacer antes del vuelo y otras que podemos poner en práctica durante el mismo. Por ejemplo, conviene evitar el alcohol y la cafeína antes y durante el vuelo, porque pueden provocar deshidratación, agravando el dolor de oídos. Por eso mismo es conveniente beber abundante agua, que nos ayudará a permanecer bien hidratados.
Durante el despegue y aterrizaje podemos masticar chicle o chupar un caramelo, para mantener la mandíbula en movimiento, también bostezar, abriendo y cerrando la mandíbula para despejar los conductos auditivos. Se pueden usar tapones o auriculares con cancelación de ruido para minimizar la presión en los oídos, o usar paños calientes sobre los oídos para reducir el dolor.
Es importante estar relajado, para evitar tensar el cuello y la mandíbula, lo que podría aumentar el dolor, y tampoco conviene dormirse durante el aterrizaje o el despegue, porque podríamos abrir la boca, favoreciendo la obstrucción de los conductos auditivos. Es importante asegurarnos antes de volar de que no tenemos congestión nasal, un resfriado o una infección sinusal. En ocasiones se pueden emplear aerosoles nasales que la reduzcan.
A algunas personas les funciona poner en práctica la maniobra de Valsalva, que consiste en tapar la boca y la nariz y tratar de expulsar el aire suavemente por la nariz, lo que hace que se igualen la presión interna y la externa.
En general, lo que más se recomienda es tragar saliva de manera habitual, masticar o bostezar, que son las formas más sencillas de evitar esas molestias en el oído. En el caso de viajar con niños, lo mejor es pedirles que abran y cierren la boca durante el despegue y el aterrizaje y, si se trata de bebés, se les puede poner el chupete, darles el biberón o el pecho en esos momentos que son un poco más delicados para ellos, minimizando así el impacto que el viaje puede tener en sus oídos.
En caso de que ninguno de los métodos sea efectivo, existen algunos medicamentos que pueden recetarnos en caso de que el dolor persista o necesitemos un descongestionante concreto.