¿Cómo y dónde colocar tu freidora de aire para evitar peligros?

Una cocina completa es el sueño de muchas personas, una donde podamos tener todos esos aparatos y herramientas que hacen que cocinar se convierta en un verdadero placer, todas nuestras recetas sepan un poco mejor y tengamos que esforzarnos un poco menos. En definitiva, todos aquellos que hacen que nuestra vida sea un poco más fácil. 

De un tiempo a esta parte, la estrella de todas las cocinas es la freidora de aire, un aparato que se ha demostrado muy práctico, por lo sencillo que es de usar y limpiar y también por lo útil que resulta, sobre todo, en esos hogares en los que no hay horno y en esos en los que buscan una dieta un poco más saludable, reduciendo el consumo de aceite

Tener una freidora de aire es casi indispensable y encontrar la más adecuada se ha convertido para muchas personas en todo un trabajo de investigación, porque no solo es necesario encontrar el tamaño adecuado, también estudiar las características que nos ofrecen para ver cuál se adapta mejor a lo que necesitamos. Por si esto fuera poco, cada vez hay más modelos y las elecciones estéticas y de color se suman a la indecisión.

Escoger la adecuada no es sencillo, pero una vez conseguido hay que ponerse manos a la obra con la siguiente cuestión, ¿dónde la ponemos? A pesar de que esta pueda parecer una pregunta sencilla de responder, hay algunos aspectos a tener en cuenta para evitar riesgos innecesarios. 

Dónde colocar tu freidora de aire para evitar peligros

Podríamos pensar que cualquier sitio es bueno para colocar nuestra freidora de aire, al fin y al cabo su tamaño reducido parecer perfecto para entrar en cualquier espacio, sin embargo, conviene tener en cuenta ciertas normas antes de escoger el sitio en el que la podemos poner. 

Es importante tener en cuenta ciertas cosas, como escoger un lugar que nos resulte práctico, que nos permita abrirla y cerrarla con comodidad y desde donde el acceso a la bandeja sea práctico para meter y sacar la comida, a una altura adecuada y que nos resulte confortable, ni demasiado alto ni demasiado bajo. Esta es una cuestión de práctica, pero también hay otras que están relacionadas con la seguridad. 

Por ejemplo, no es recomendable poner la freidora contra la pared, porque necesita espacio para poder liberar el aire caliente que genera en su interior, lo que evita que se recaliente. Este es el motivo por el que conviene evitar pegarlo demasiado a las paredes e incluso colocarlo en el rincón, rodeado de ellas por todas partes. Lo mejor es que exista una separación de, al menos, 15 centímetros. 

También debemos asegurarnos de que la base sobre la que la colocamos sea plana, resistente al calor y estable, para evitar que se pueda caer y provocar un desastre. Aléjala de alimentos frescos, por el calor que emite, y recuerda ventilar bien la cocina, lo que ayudará a evitar riesgos añadidos. De esta forma, además de recetas sencillas y deliciosas, también tendremos un espacio seguro.