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A pesar de que solemos hacer las cosas tras un tiempo de reflexión, esto no quiere decir que no podamos arrepentirnos después de haber contratado un servicio o hecho una compra. Para estos supuestos existe el derecho de desistimiento de los consumidores que nos permite devolver una compra que hemos hecho online, o queremos retractarnos de un contrato que hemos firmado, por ejemplo, por un curso que más tarde nos damos cuenta de que no podremos realizar.
El derecho de desistimiento es un mecanismo legal que garantiza a los consumidores la capacidad de cancelar un contrato de compra y venta sin que sea necesaria una justificación. El comprador puede arrepentirse de una compra y devolver el producto obteniendo un reembolso del dinero pagado siempre que se esté dentro del plazo que marca la ley.
Para ejercer este derecho, que en España está regulado por la Ley de Defensa de Consumidores y Usuarios, solo es necesario hacerle saber al vendedor que se quiere desistir de la compra o el contrato y hacerlo de una manera admitida en derecho, enviando el documento de desistimiento o devolviendo los productos. Generalmente, esto tiene que ser dentro de un plazo concreto, que suele ser de dos semanas, pero puede ser mayor.
El consumidor tiene la obligación de devolver el producto en buen estado y completo, es decir, que si está formado por varias piezas, todas deben ser devueltas. Habitualmente, se pide hacerlo en el embalaje original, por lo que no es mala idea conservarlo, sobre todo en las compras online. El vendedor también tiene un plazo establecido para hacer la devolución del dinero.
El vendedor no puede imponer ninguna penalización de carácter económico en caso de devolver el producto, pero sí puede suceder que sea el comprador quien tenga que hacerse cargo de los gastos de envío, siempre que haya sido informado debidamente de ello.
En algunos casos, como las compras online o los contratos firmados a distancia (de manera telefónica, por ejemplo), siempre existe el derecho de desistimiento, pero hay algunas excepciones que conviene tener en cuenta.
Este es el caso de los bienes perecederos, que pueden degradarse o estropearse en esos plazos de tiempo, como los alimentos frescos. Tampoco se pueden devolver los productos sellados por motivos de seguridad o higiene que han sido desprecintados después de la entrega. Quedan fuera de esta norma también los productos que han sido personalizados o están hechos a medida.
Tampoco se puede ejercer este derecho en los casos de prestación de servicios una vez que el servicio ha sido completamente ejecutado, con previo consentimiento del consumidor.
En los establecimientos físicos no siempre es posible hacer devoluciones (salvo que el producto estuviera defectuoso), si lo hacen, tienen que informar de ello y de las condiciones necesarias para hacerlo, ya sea con carteles en la tienda o con explicaciones en el tique de compra. Antes de hacer la compra, es importante informarse de si existe la posibilidad de devolución y cómo sería esta.