Casi nadie se libra en algún momento de recibir una multa de tráfico, por muy bueno que sea al volante y por muchos puntos intactos que todavía le queden en el carné de conducir. Es ley de vida (conductora). En algún momento probablemente recibiremos alguna sanción de la DGT por exceso de velocidad o alguna otra infracción típica. Será clave detectar los signos que indican que la sanción es verdadera y no un intento de estafa que se aprovecha de nuestra buena fe.
¿Cómo se puede comprobar si una multa de tráfico es real?
Lo primero que tendremos que hacer es comprobar la autenticidad de la comunicación y seguir los consejos proporcionados por la DGT. Siempre es mejor errar en el lado de la precaución y verificar cualquier comunicación que parezca sospechosa o inusual.
La entidad suele alertar a los conductores sobre nuevas modalidades de estafas relacionadas con multas de tráfico a través de sus canales oficiales de comunicación. Actualiza con frecuencia sus redes sociales en cuanto detecta intentos de timo, o bien son los propios usuarios de vehículos los que ayudan reportando una actividad sospechosa. Los ayuntamientos y las comunidades autónomas con las competencias de tráfico transferidas (Cataluña y País Vasco, por ejemplo) también forman parte de esos emisores de sanciones de los que nos podemos fiar.
Una multa auténtica, tanto si proviene de la DGT como de un ayuntamiento, siempre llevará marcas y logotipos oficiales. Será detallada y concisa en la información que presenta. Vendrá identificada por una clave o número, el motivo por el que hemos sido sancionados, la cantidad económica que tendremos que pagar y el importe reducido (si nos acogemos al prontopago).
Como aclaran en RACE: “En el anverso aparecen las instrucciones de pago, algo que puede que no ocurra con la multa falsa, que aparecerá en blanco por la parte trasera. Además, en caso de duda, ten en cuenta que recibirás unos días después un correo certificado con la denuncia en tu domicilio”.
Otro signo evidente de que es auténtica es el número de referencia, que nos servirá para pagar en la plataforma habilitada por el ayuntamiento o por la DGT.
Algunas redes de estafadores son muy hábiles a la hora de presentarnos el timo. Imitan los logotipos, la tipografía y el aspecto visual de las sanciones reales, e incluso incorporan falsos códigos QR para dar apariencia de veracidad. Con ellos tientan a los conductores más confiados. Si la comunicación presenta errores gramaticales y ortográficos en alguno de sus párrafos, mayor será el motivo para desconfiar.
La vía de comunicación es otra de las maneras que tenemos de saber si una multa es completamente fiable. La DGT reitera la importancia de fijarse en cómo nos llega: nunca recibiremos una multa de tráfico por SMS, a través del correo electrónico o con una llamada. Tampoco la encontraremos prendida en el parabrisas de nuestro coche, treta bastante extendida entre timadores. Hay que desconfiar inmediatamente si un emisor no identificado nos pide datos sensibles o nos apremia al prontopago por cualquiera de estos canales.
Las vías de notificación verificadas son: