Existe una herramienta para que podamos solucionar cada una de las inconveniencias que podamos encontrar en la cocina, lo que hace que nuestros cajones se llenen de cachivaches, pero también que nuestra vida sea un poco más sencilla.
Tenemos un utensilio para picar el ajo, otro para exprimir un limón y otro diferente si lo que tenemos es solo una rodaja del mismo. Para cada problema existe una solución, por eso descubrir que no tenemos la herramienta que necesitamos puede convertirse en todo un drama… hasta que descubres el truco para solucionarlo.
Nos hemos acostumbrado a los abrefáciles, que no siempre son tan sencillos como su nombre afirma, pero que nos ayudan a abrir bricks, bolsas y latas. En este último caso, siempre podemos recurrir al útil y eterno abrelatas, pero si el abrefácil se revela y decide no funcionar, no desesperes, no hace falta ser Macgyver para abrir una lata, puedes hacerlo con la ayuda de una cuchara.
En caso de que la lata tenga un abrefácil que funciona, también podemos ayudarnos de una cuchara, lo que puede que haga este proceso más sencillo y también un poco más seguro, ya que los bordes suelen ser afilados y podemos cortarnos. En este caso lo que se hace es usar la cuchara para abrir el propio abrefácil.
El primer paso es pasar el mango de la cuchara a través del orificio grande del sistema de apertura de la lata, hasta que sea imposible avanzar más. Hay que hacerlo en la misma posición que usaríamos para comer con ella, con la parte convexa apoyada en la lata. Después, solo hay que emplear la forma de la cuchara para ayudarnos a hacer fuerza para abrir la lata, como si usáramos nuestra propia mano, pero con la fuerza extra de esta herramienta.
Esta es la opción sencilla, la que impide que nos hagamos daño tratando de abrirla porque resta un poco de esfuerzo, aunque no elimina el riesgo de que el interior de la misma nos salpique al abrirla con cierto ímpetu, pero ¿qué pasa si nos quedamos con la anilla en la mano y el abrefácil ya no es una opción?
En este caso también tenemos una opción, pero llevará más tiempo y tendrá que hacerse con un cuidado extra. Tendremos que usar la punta de la cuchara para presionar en el borde de la tapa y, ejerciendo esa misma presión, ir desplazándonos siguiendo la forma de la lata hacia delante y atrás varias veces. Una vez que consigamos ablandarla, golpeamos con el extremo de la cuchara hasta poder levantar la tapa y quitarla por completo haciendo un poco de fuerza.
¿Qué pasa con esas latas que no tienen abrefácil? Las noticias en ese caso no son tan buenas, en estos casos se requiere fuerza y cierta maña, porque lo que hay que hacer es sujetar la cuchara con fuerza, colocar la punta en el borde interior de la lata y frotar hacia ambos lados mientras aprietas hacia abajo, hasta crear un agujero. Después, con el filo de la cuchara, solo tendrás que agrandar el agujero creado hasta poder levantar la tapa y acceder a la comida. Un poco más laborioso, pero igualmente práctico si no tienen abrelatas.