Una manera estupenda de ahorrar es poder aprovechar todo lo que compramos, sin tener que tirar esos alimentos que no hemos sabido conservar y han terminado por ponerse malos. Tener que tirar las sobras de comida debería ser nuestra última opción, por lo que saber conservar el mayor tiempo posible los alimentos es indispensable.
Tendemos a pensar que sabemos cómo hacerlo, pero esto no siempre es así, y al hacerlo de una manera equivocada los alimentos pierden parte de sus cualidades, modificando su sabor, su textura o su aspecto, como sucede con la fruta cuando se oxida al guardarla sin cuidado.
Esto puede ayudarnos a comer más saludable, porque esa fruta que llevamos al trabajo, al parque o al gimnasio siempre estará perfecta y apetecible, lo que aumentará las ganas que podamos tener de comerla y disfrutar de su sabor.
Trucos para evitar que se oxide la fruta cortada
Una vez que la fruta lleva cortada un tiempo, tiende a oscurecerse y a quedarse con un color un poco menos atractivo, esto es a lo que muchos se refieren cuando dicen que la fruta se ha oxidado y es signo de que también está perdiendo propiedades. Evítalo con alguno de estos tips.
Escoge un buen recipiente. El lugar en el que guardamos la comida puede marcar una gran diferencia, en este caso lo mejor es escoger un recipiente de cierre hermético, como un táper, que evite la entrada de aire y oxígeno, que serán responsables de que comience el sistema de oxidación.
Confía en los cítricos. Las frutas cítricas son famosas por sus antioxidantes, en este caso también y por eso añadiendo un poco de zumo de limón a la macedonia de frutas o tus frutas cortadas evitaremos que se oscurezcan. También funciona con la naranja.
Envuélvela… pero no de cualquier manera. Puedes emplear una servilleta de papel mojada en agua para envolver la fruta troceada, después guárdala en un recipiente hermético. La servilleta hará de protección al pegarse a la fruta, manteniendo la humedad y evitando que se oxide. Recuerda quitar la servilleta antes de comerla.
Sumérgela. El agua tiene muchas cualidades y si sumergimos la fruta en agua fría y la guardamos en un recipiente hermético durará más. También podemos añadir un poco de zumo de cítricos o vinagre de manzana, aunque de este modo cambiaremos un poco su sabor.
Otra versión de esta última solución es sumergirlas en agua salada durante unos minutos. La proporción es de media cucharada de sal por cada medio litro de agua, pasados cinco minutos será necesario sacarlas y aclararlas con agua dulce para evitar que se salen. O también puedes emplear agua tibia con miel (una taza de agua con dos cucharadas de miel), se sumergen las frutas en la mezcla unos 30 segundos y después se retira el líquido, dejando nuestras frutas frescas mucho más tiempo.
Estas soluciones no son milagrosas, solo evitan el proceso de oxidación durante un tiempo, por lo que recuerda comerte tus frutas y evita tener que tirarlas de todas formas.