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Para muchas personas, pasar un ratito bajo el sol es clave para ponerse de buen humor, recargar la energía y sintetizar vitamina D, necesaria para la absorción del calcio y el buen desarrollo de nuestros huesos.
Sin embargo, si planeamos pasar tiempo bajo el sol, es necesario tener precaución, dora nuestra piel y hace que nos veamos mejor, pero también puede provocar la aparición de pequeñas manchas, sobre todo cuando los periodos de exposición son prolongados, sea en la estación del año que sea.
Cuando tomamos el sol, el cuerpo genera melanina, si esta se produce en exceso puede provocar una mayor pigmentación, lo que da lugar a las manchas solares. Estas suelen producirse en manos, rostro y pecho, las zonas más expuestas al sol. En general, el mejor tratamiento para estas manchas, es la prevención.
Una de las recomendaciones más habituales (y efectivas) es emplear protector solar durante todo el año, no solo en las ocasiones en las que planeemos exponernos al sol, aunque con el paso del tiempo es complicado evitar que aparezcan de todos modos.
No es sencillo quitar por completo las manchas producidas por el sol, de hecho en muchos casos, reducirlas y disimularlas es la mejor forma de tratarlas. Siempre antes de comenzar un tratamiento para quitar las manchas conviene consultar con un especialista, pues no todas tienen el mismo origen ni se tratan del mismo modo.
En general, los profesionales tienen varios sistemas para poder eliminarlas del rostro, como recurrir a las cremas, mascarillas o peelings despigmentantes, estos últimos tienen como base la exfoliación. En algunos casos concretos se emplea la crioterapia y electrocoagulación, como para léntigos solares, recogen los expertos de la Clínica Quirón.
También puede recurrirse a microneedling o microagujas, muy eficaz incluso en pieles oscuras y fenotipos altos, pero la técnica más utilizada es la luz pulsada, a pesar de que hay una alta tasa de reaparición.
Es habitual recurrir a métodos naturales para intentar borrarlas, con sistemas tradicionales en los que se emplean elementos de fácil acceso para todos, en ocasiones con complementos que ya tenemos en casa, como sucede con quienes emplean zumo de limón, una técnica que es mejor poner en práctica por la noche para evitar que el sol incida sobre el líquido aplicado.
El yogur favorece la regeneración celular mientras limpia en profundidad, por lo que aplicar una mascarilla de este alimento es una opción habitual para reducir las manchas. Pasados unos 20 minutos, solo habrá que retirar con agua tibia. También tiene grandes propiedades y beneficios para la piel el aloe vera, que puedes extender sobre las manchas y dejar actuar una media hora.
Con agua tibia, el zumo de medio limón, bicarbonato y almidón de maíz, puedes hacer una mezcla que, aplicada en varias ocasiones sobre las manchas y dejando que actúe unos 15 minutos, dará estupendos resultados.
Trucos sencillos, que podemos incorporar a nuestras rutinas de belleza y que pueden ayudarnos a suavizar esas molestas manchas y poder lucir una piel radiante.